BOBBIO Y SARTORI: COMPRENDER Y CAMBIAR LA POLÍTICA

Javier Oliva Posada
Columnas
BOBBIO

Ese es el título de un libro cuyo autor es otro prestigiado científico social, Gianfranco Pasquino. Editado por la prestigiada Universidad de Buenos Aires (2021), me hizo el favor de obsequiármelo mi querido amigo y colega Alejandro Mújica. Así que en esta ocasión no me referiré a los temas que de común trato en las entregas semanales.

La formación e influencia que por generaciones hemos analizado los estudiantes de Ciencias Sociales, y en particular de Ciencia Política de parte de la escuela italiana, es enorme. Sobre todo, de los autores que dan título a este artículo: Norberto Bobbio y Giovanni Sartori.

Su ingente producción y la difusión de su obra en español ha significado para la forma de pensar y hacer la política una guía sustancial, donde el argumento, la consistencia de las ideas, acompañan a las actitudes personales de quienes toman decisiones: pluralidad, disposición al diálogo y principalmente la posibilidad de hacer de las diferencias políticas e ideológicas una sólida base para la compleja tarea de gobierno.

De tal forma que la naturaleza misma de la continuidad y estabilidad de la democracia tiene como sustento el reconocimiento de la diversidad.

Por cierto, hay que recordar en este punto las fundamentales aportaciones de Alain Touraine (¿Podremos vivir juntos?, FCE) y que en el caso de los autores italianos, de distinta forma, pero en persona, padecieron los excesos de los radicalismos militantes de mediados del siglo XX.

El texto de Pasquino (214 páginas con todo y notas) es un lúcido seguimiento al desarrollo de las aportaciones de cada uno de los citados autores, pero también de la forma en que influyeron en las estructuras de la manera de hacer política.

Fragilidad

Por ejemplo, el trascendental hecho de que Bobbio haya sido declarado senador vitalicio en su natal Italia, distinción que muy pocos ciudadanos de ese país alcanzan. Sartori, a su vez, fue pionero en señalar los efectos negativos de los medios visuales de comunicación en el quehacer político y de gobierno, a partir de la primera gestión de Silvio Berlusconi (Homovidens, 1997).

Por supuesto que en contextos como el que vivimos refrescar la capacidad del debate guiado por la argumentación es el principal antídoto contra el insulto, la banalización de la discusión, las noticias falsas y todas aquellas tendencias o actitudes que intentan suplir al diálogo político e ideológico orientado a la búsqueda de acuerdos estables y duraderos.

La insólita coincidencia de que en este año estén programados poco más de 80 procesos electorales es un contexto que, como sucede en la historia de la humanidad, es al mismo tiempo que una oportunidad, un riesgo. Veamos la polarización que escala en Venezuela, Rusia, ahora mismo en los comicios en Pakistán: son evidencia de la fragilidad de la política como vehículo civilizatorio y promotor de la convivencia.

Las numerosas aportaciones de Bobbio y Sartori al pensamiento de las Ciencias Sociales y de la práctica política mantienen plena vigencia; en buena medida porque apelan a la estructura de la naturaleza humana en lo que se refiere a las ventajas de convivir y acordar.

Al encontrarnos en México al inicio formal de un intenso proceso electoral federal y local, es aconsejable recordarles a los contendientes, a sus equipos de campaña y dirigencias partidistas, que después del domingo 2 de junio, gane quien gane, requerirán de sus antiguos adversarios para construir la siguiente etapa de la democracia y el desarrollo del país. Ninguna expresión política e ideológica sobra por sí misma.

Esto nos los enseñaron Bobbio y Sartori. Vamos a tomarlo en cuenta.