CONSEJO POR TÓMBOLA

“La ventaja de tener un órgano colegiado”.

Sergio Sarmiento
Columnas
Copia de COLUMNAS (1920 × 1080 px)-5.png

No me parece que una tómbola sea el mejor sistema para seleccionar a los consejeros electorales. La responsabilidad de organizar elecciones es demasiado importante para dejar al azar el proceso de seleccionar a los responsables. El presidente López Obrador, sin embargo, tiene otros datos: “Lo veo bien”, declaró el 31 de marzo. “Había que procurar que no se diera el mismo procedimiento, no se cometiera el mismo error de repartirse entre los partidos los cargos. Esta es una manera más democrática de elegir, en la antigua Grecia se usaba”.

Es verdad que en la Grecia clásica se utilizaba un dispositivo llamado el kleroterion para sortear entre los ciudadanos —que no incluían ni a las mujeres ni a los esclavos— a quienes ocuparían ciertos cargos públicos, pero eso no quiere decir que una insaculación sea hoy la forma más democrática de elegir a consejeros electorales.

El “error de repartirse entre los partidos los cargos”, que hoy critica el presidente, fue el procedimiento que aplaudió cuando era presidente del PRD en 1996. En ese entonces fueron designados los consejeros electorales del primer IFE autónomo con José Woldenberg a la cabeza, quien venía de una larga militancia en la izquierda. “Como quedó integrado el IFE —declaró entonces— se garantiza su independencia e imparcialidad”. Siempre es mejor un reparto de cuotas entre todos los partidos que escoger nada más de uno.

El presidente López Obrador dio desde un principio instrucciones al secretario de Gobernación para que ordenara a los diputados de Morena que no negociaran con la oposición. Esto aseguraba que no se alcanzara el voto de dos terceras partes para elegir a los consejeros. El proceso se fue finalmente a una insaculación, a una tómbola, como quería el presidente. Pero como los diputados morenistas buscaban que las quintetas fueran mayoritariamente oficialistas había un temor fundado de que los cuatro nuevos consejeros serían partidarios del partido en el poder.

Equidad

Al final los cuatro nuevos consejeros que salieron de la tómbola no son los más abiertamente morenistas entre quienes se inscribieron en el proceso. Dos no tienen vínculos aparentes con Morena o con el gobierno. Se trata de Rita Bell López Vences, quien fue consejera electoral en Oaxaca y tiene una maestría en Derecho Constitucional; y Arturo Castillo Loza, secretario de tesis del magistrado electoral José Luis Vargas, aunque este ha sido el magistrado más favorable a Morena.

Jorge Montaño Ventura, en cambio, fue fiscal de delitos electorales en Tabasco y lo impulsó al nuevo cargo en el INE el propio secretario de Gobernación, el también tabasqueño Adán Augusto López Hernández. Montaño es al parecer el más oficialista de los nuevos consejeros.

La consejera presidenta, Guadalupe Taddei Zavala, quien presidió el Instituto Electoral de Sonora, tiene relaciones familiares con varios funcionarios morenistas, pero tuvo un buen desempeño en su cargo en Sonora y, sobre todo, cuenta con experiencia manejando un órgano electoral, lo cual será importante en su nueva responsabilidad.

Los votos de estos cuatro serán compensados por siete consejeros ya en funciones. Esa es la ventaja de tener un órgano colegiado. Si bien varios de los actuales fueron propuestos por Morena, han demostrado profesionalismo e imparcialidad en sus cargos.

Ningún Consejo General podrá hacer un buen trabajo si la Suprema Corte decide aprobar el Plan B, ya que este debilita de fondo la estructura del INE. Pero si se mantienen las actuales reglas no creo que los cuatro nuevos consejeros signifiquen un cambio importante en la equidad del proceso.