DAPTNHE CUEVAS, SECRETARIA DE LAS MUJERES DE CDMX: DEL ACTIVISMO A LA POLÍTICA PÚBLICA

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Cuando las mujeres llegan al poder las prioridades cambian. Lo saben bien quienes, como Daptnhe Cuevas, han transitado del activismo feminista a la toma de decisiones. Hoy, desde la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México, impulsa políticas públicas con enfoque territorial, presupuesto con perspectiva de género y una agenda feminista desde las instituciones.

“Yo siempre me identifico en primer lugar como una activista feminista, que se dio cuenta que el feminismo era una manera justa del mundo”, afirma.

Su camino inició tocando la puerta de una organización para apoyar la causa, mientras era estudiante. Un día se presentó diciendo: “Hola, soy Daptnhe Cuevas, soy feminista y vengo a ser voluntaria”. Desde entonces no ha dejado de luchar.

Es sicóloga social por la UAM Xochimilco; cuenta con una maestría en Economía y Gobierno por la Universidad Anáhuac y una especialización en Políticas Públicas con Perspectiva de Género en Washington, Estados Unidos. Su trayectoria ha sido reconocida con la Medalla Elvia Carrillo Puerto, el mayor reconocimiento que otorga el Senado de México a mujeres que han luchado por la igualdad.

Desde los noventa ha estado presente en la construcción de agendas internacionales, leyes nacionales y programas locales. Fue parte de la primera Comisión de Equidad en la Cámara de Diputados durante la Legislatura LVIII: “Yo fui secretaria técnica de la primera Comisión en la Cámara de Diputados, tenía mucho miedo, estaba muy morrita, yo pensaba: ‘Ay no, qué miedo’. Imagínate, ser asesora. Y ya luego llegué y escuchaba hablar a todos los señores en la mesa y decir las cosas y ya me vino el valor encima, porque dije: ‘¡No saben nada!’ Entonces, claro, cuando una ya trae toda una formación en el activismo, cuando ha estado como muy de cerca, cuando conoces las agendas, cuando sabes cuáles son los compromisos, quizás eso te da mucha mayor oportunidad de imaginar por dónde avanzar. En esa Legislatura se creó el Instituto Nacional de las Mujeres, hoy Secretaría de las Mujeres federal”, recuerda.

Priorizar lo colectivo

Para ella la presencia de una mujer en la Presidencia de México es histórica, pero también resultado de un largo trabajo colectivo. “Para que las mujeres pudieran llegar y hoy ser la presidenta de la nación, la jefa de Gobierno de la ciudad, las congresistas de todo el país, las presidentas municipales, para que eso ocurra las propias mujeres han labrado ese camino”, reflexiona.

Durante más de dos décadas le ha tocado ver el avance de las mujeres en la política y sabe que no ha sido fácil. “Cuando los partidos políticos decían ‘no, no podemos poner candidatas mujeres, porque no hay, en el partido no tenemos’, ¡ay por favor!, tú revisas el partido, ¿quiénes están haciendo jornadas en las colonias, en las calles, en las manzanas, quiénes lideran el mercado? ¡Todas eran mujeres! Solo que, como en una pirámide, toda la base eran mujeres y mientras ibas subiendo, el trecho se iba acortando con su presencia, hasta llegar a la toma de decisiones, donde ya solamente eran varones”, explica.

Cuevas no romantiza el avance: conoce de cerca las trampas que a lo largo de la historia se han fraguado en la política de nuestro país para evitar que las mujeres lleguen al poder. “Por ejemplo, en la ley de cuotas vino el asunto de que falsificaron candidaturas; ponían a mujeres, pero en realidad el que iba a ser el diputado era el suplente, que era un hombre”, recuerda. De ahí surgió la jurisprudencia que obliga a que cada candidata mujer lleve como suplente a otra mujer. “La manera de evitarlo era garantizando que toda mujer tenía que llevar como suplente a otra mujer; entonces, pase lo que pase, muevas a quien muevas, no se te cambia el resultado de género”, explica.

Históricamente, ha denunciado la ceguera de género en el diseño de programas. “Los recursos deben tener perspectiva de género, se tienen que asignar pensando en cómo deconstruyen las desigualdades. Cuando la gente nos dice ‘no, yo no me fijo en eso, el dinero tiene que favorecer a todos por igual y aquí no hay un asunto de que sea hombre o sea mujer’, nosotros le llamamos ceguera de género, porque si todos los programas se hubieran seguido haciendo siempre como se hacían en la neutralidad, no habríamos logrado generar las condiciones de acción afirmativa que han posibilitado, por ejemplo, la creciente llegada de las mujeres al poder”, asegura.

Desde la Secretaría trabaja con un enfoque territorial que prioriza lo colectivo: “Nosotras estamos trabajando en un proyecto de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, que es casa por casa. Todos los jueves vamos a tocar a las puertas y preguntamos qué hace falta, qué se necesita, llevamos información”, explica.

Hoy, desde el gobierno, Daptnhe Cuevas no solo representa al feminismo: lo convierte en programas, políticas públicas y trabajo en territorio.

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