DEUDAS DE PEMEX

Sergio Sarmiento
Columnas
PEMEX

SLB, antes Schlumberger, la mayor empresa de servicios para la industria petrolera en el mundo, con sede en Curazao, anunció el 24 de enero que había rescatado 560 millones de dólares de los mil 15 millones que Pemex le debía a través de una institución financiera. Según el reporte anual de SLB, Pemex representa 13% de las cuentas por cobrar de la firma.

Petróleos Mexicanos es desde hace tiempo la petrolera más endeudada del planeta. Su pasivo con entidades financieras y colocaciones de bonos asciende a 105 mil millones de dólares. A esta cifra, sin embargo, hay que añadir 17 mil 220 millones de dólares que debe a sus proveedores.

La firma ha recibido fuertes inyecciones de dinero del gobierno, es decir, de los contribuyentes, en los últimos años. Esto le ha permitido por lo menos contener el crecimiento del pasivo financiero, pero ha incumplido cada vez más con los pagos a sus proveedores. Empresas grandes, como SLB, han logrado sobrevivir o incluso han conseguido recuperar parte de la deuda, como la reportada el 24 de enero. Para los pequeños proveedores, muchos de los cuales son empresas nacionales, estos rezagos están poniendo en peligro su supervivencia.

La Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi) mandó en diciembre una carta a los secretarios de Energía, Miguel Ángel Maciel, y de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, advirtiendo que hay una “situación crítica”. Los impagos de Pemex no solo están poniendo al borde de la quiebra a muchas empresas, sino que causarán “una afectación severa en la producción de hidrocarburos en el país”.

Ideología

Los políticos mexicanos han presentado siempre a Pemex como un ejemplo de solidez financiera y como un verdadero orgullo nacional. La verdad, sin embargo, es que se encuentra en quiebra técnica, con un patrimonio negativo que a fines de 2022, último año para el que se tienen cifras completas, se elevaba a 1.9 billones de pesos.

Además de su enorme deuda financiera, la que tiene con proveedores era, en el tercer trimestre de 2023, de 297 mil 100 millones de pesos, 13% más que un año antes.

La idea de que Pemex es una empresa que puede hacer todo ha caído por tierra. La petrolera necesita más que nunca a sus proveedores privados, solo que no les está pagando.

Hoy estos proveedores están desesperados. Muchos han reducido ya los servicios, aunque tengan que prestarlos por contrato, porque su flujo de efectivo ya no les permite mantenerlos. Los proveedores se quejan, asimismo, de que tienen que hacer ofertas por proyectos a precios muy superiores a los reales, pero no por corrupción, sino para cubrir el costo de los retrasos en los pagos.

Lo peor es que Pemex está invirtiendo en proyectos que no serán rentables, como la refinería de Dos Bocas, mientras castiga las inversiones que deberían darle mayor ingreso, como las de petróleo crudo. No ha abierto, por otra parte, nuevas licitaciones para que empresas privadas puedan explorar y producir hidrocarburos, lo cual le daría a Pemex, y al Estado mexicano, regalías sin tener que invertir recursos que la empresa ya no tiene.

Mucha de la tecnología que está utilizando Pemex, me dice un proveedor, está ya completamente obsoleta. Esto hace más difícil mantener operaciones rentables. Por la ideología del gobierno, la empresa se ha quedado sin recursos para invertir en la transformación que necesita, pero tampoco quiere que nadie nuevo entre a ayudarle.

Es un camino seguro para que la quiebra técnica se convierta en un colapso total.