DISGUSTO COPIADO

“Entender mejor las aversiones o gustos por ciertos alimentos”.

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DISGUSTO

La peor verdad solo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y, al final, un disgusto grande.

Jacinto Benavente


Los seres humanos somos criaturas observadoras y también imitadoras. Creo que es más fácil que aprendamos de las acciones de alguien que de las palabras que nos dicen.

Es decir, nos basamos más en lo que vemos que en lo que escuchamos y por eso mismo los humanos somos capaces de aprender qué comportamientos son rentables y también cuáles no por el simple hecho de observar a los demás.

A partir de estas observaciones solitos podemos sacar conclusiones sobre cómo actuar, qué hacer y hasta qué comer.

Sí, así como lo leíste, en este último caso la gente puede utilizar a los demás como guías para determinar qué y cuánto comer. Esto se denomina modelado social: es una de las influencias sociales más poderosas en el comportamiento alimentario y lo comprueba un nuevo estudio.

Para llegar a esta conclusión investigadores del Reino Unido estudiaron si la observación de las expresiones faciales de los demás mientras comían brócoli crudo influía en el gusto y el deseo —de unas mujeres— de comer brócoli crudo.

“Demostramos que observar a otros comiendo una verdura cruda con una expresión facial negativa reduce el agrado de las mujeres adultas por esa verdura, pero no su deseo de comerla”, comentó la doctora Katie Edwards, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Aston y autora principal del estudio publicado en Frontiers in Psychology. “Esto destaca el poder que tiene la observación ante la aversión a la comida en el comportamiento alimentario de los adultos”.

Para el estudio, más de 200 mujeres jóvenes vieron un video que tenía distintos clips de adultos comiendo brócoli crudo. Al comerlo, los modelos mostraron distintas expresiones faciales como sonreír (positivas), neutrales o haciendo caras de disgusto (negativas). Con esto los expertos observaron únicamente las reacciones de las mujeres, ya que podrían existir diferencias de género en el modelo del comportamiento alimenticio y sabiendo que estos efectos pueden ser distintos entre hombres y mujeres.

Limitaciones

La exposición a modelos que comían brócoli con expresiones faciales negativas provocó una mayor reducción en las evaluaciones de agrado, mientras que no ocurrió lo mismo a la inversa. “Ver a otras personas comiendo una verdura cruda con una expresión facial positiva no aumentó el gusto por la verdura ni el deseo de comer de los adultos”, indicó Edwards.

Una posible explicación puede ser que evitar cualquier alimento —independientemente de si gusta o no— que parezca repugnante puede protegernos de comer algo que sabe mal o es perjudicial para nuestra salud. Otra razón podría ser que sonreír mientras se come se percibe como una muestra atípica de agrado por un determinado alimento.

Si bien este estudio tiene sus limitaciones al solo incluir dentro de las conclusiones a mujeres y también porque únicamente se mostraron videos en vez de ver a personas realmente comiendo el brócoli crudo en vivo, por lo pronto abre una pequeña ventana para entender mejor las aversiones o gustos por ciertos alimentos y cómo estos afectan las decisiones de las personas al copiar el amor o el odio por ellos.

Y tú, ¿comerías algo después de ver a un extraño hacer muecas de gusto o de disgusto?