EL AÑO DE LA SOLEDAD DE LAS URNAS

Lucy Bravo
Columnas
ELECCIONES 2024

En el umbral de 2024 el mundo se encuentra en una coyuntura crítica. Este año habrá elecciones en 76 países, hogares para poco más de cuatro mil millones de personas. Lo preocupante es que de acuerdo con The Economist Intelligence Unit, organismo que año con año estudia el estado de las democracias en el mundo, solo en 43 de estos países las elecciones se llevarán a cabo en procesos verdaderamente libres y confiables.

Sin duda, en el contexto de inestabilidad global, con la escalada de conflictos en África, la guerra entre Israel y Gaza y la frágil situación en Ucrania, el resultado de las elecciones de 2024 tendrán un eco sin precedentes en la configuración del orden geopolítico mundial.

Pero la democracia, un concepto aclamado por su capacidad para fomentar la representación y empoderar a los ciudadanos, enfrenta desafíos en múltiples frentes. África, que será el continente con la mayor cantidad de elecciones, hoy es testigo de conflictos con diversas causas profundas con seis golpes de Estado en distintos países en los últimos 36 meses. A su vez, jugadores como China, Rusia e Irán representan una amenaza sin precedente al orden unipolar que Estados Unidos ejerció en la escena mundial en las últimas décadas.

La pugna por la Casa Blanca no solo será relevante para el rumbo que puedan tomar estos conflictos, sino que tendrá repercusiones para generaciones enteras. La llegada de una presidencia aislacionista en EU sería catastrófica para los esfuerzos de Ucrania por defender su territorio, toda vez que el apoyo que recibe actualmente desaparecería.

Influencia global

Ucrania es un símbolo de resiliencia en medio de la turbulencia geopolítica, pero eso podría cambiar en cuestión de meses. Claro, la Unión Europea tendría que tomar un paso al frente para contener las aspiraciones del mandatario ruso, Vladimir Putin, pero es muy probable que sea insuficiente.

Nadie espera que las elecciones en Rusia, por ejemplo, arrojen un resultado sorpresivo. Después de haber cambiado la Constitución para eliminar límites de mandato, Putin sin duda ganará un tercer mandato consecutivo (y quinto en general) como presidente de Rusia.

Pero el futuro es más incierto para su rival, Volodímir Zelenski. Con los arsenales en los huesos y con pocas probabilidades de una nueva ayuda militar estadunidense en su futuro cercano, muchos creen que la administración del ucraniano tiene las horas contadas. A esto hay que sumarle los rumores de un enfrentamiento en el núcleo de Zelenski y los llamados de algunos a no suspender las elecciones presidenciales previstas para este año.

Pero más que el simple número de elecciones, o el hecho de que muchos de los países que las celebran tienen influencia global, el verdadero riesgo es que cada vez más países han optado por líderes o partidos con inclinaciones antidemocráticas.

La tendencia global de un declive democrático se ha hecho cada vez más evidente con una reducción de los espacios para la competencia política y la sociedad civil. Al mismo tiempo, muchos líderes electos, pero antiliberales, una vez en el poder optaron por medidas contra opositores y críticos, erosionando instituciones democráticas como el Poder Judicial, organismos electorales y medios de comunicación. Todo para finalmente consolidar ese poder mediante cambios en la Constitución.

Independientemente de los resultados, después de 2024 el mundo será un lugar muy diferente. Uno que quizás nos haga extrañar al turbulento 2023.