LA ENERGÍA QUE PISAMOS: EL DESPERTAR CINÉTICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Energía cinética
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El futuro no es un tiempo que llega; es un paso que damos. Y si ese paso, ese simple acto cotidiano de mover el cuerpo sobre el asfalto, pudiera dejar de ser una pérdida de energía para convertirse en una ganancia, ¿no sería esa la magia de la ingeniería?

Alrededor del mundo la pregunta dejó de ser hipotética hace tiempo. Empresas como la británica Pavegen han cubierto aeropuertos, centros comerciales y estaciones de Londres y Dubái con baldosas que recogen la energía cinética, transformando el ir y venir de la masa en electricidad utilizable.

El mundo ya ha aprendido a ver el gentío no como un estorbo sino como una planta de energía andante. Pero el genio, a menudo, florece en casa, alimentado por la necesidad y la pura audacia juvenil.

En México cinco nombres graban ahora su huella en el suelo de la innovación. Víctor Daniel Toriz González, Leonel Eduardo Agustín García, Enrique Ortega Ambrosio, Urick Benito Julio Villalba y Edgar López Páez, todos ellos estudiantes de Ingeniería Mecánica en la ESIME Azcapotzalco del IPN, idearon las Baldosas Cinéticas Generadoras de Energía a Cada Paso.

Su ambición es colocar esta tecnología no en un reluciente centro corporativo, sino en el corazón palpitante de la megalópolis: el Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro, específicamente en la siempre frenética estación Pantitlán, y en las históricas arterias del Centro Histórico.

Caudal

Este no es un sueño abstracto. Es un proyecto anclado en la ciencia dura. El joven Víctor Daniel Toriz explicó la mecánica: el bendito efecto piezoeléctrico, ese procedimiento que convierte la presión o la fuerza mecánica en una señal eléctrica. Una pisada, afirman, genera cinco voltios, una modesta ofrenda individual que multiplicada por la marea humana del Metro se convierte en un caudal de energía. Esta electricidad se acumularía en baterías de iones de litio, dedicadas a alimentar sistemas de iluminación para que la propia ciudad se alumbre con su aliento.

Ganadores del primer lugar en la categoría Ideathon de la Cuarta Feria de Innovaxión del IPN, el equipo ha validado con su maestra Hassivi Yael Rayón Trejo las fórmulas que sostienen su potencial. Los números son rotundamente optimistas: una instalación masiva podría reunir hasta 7.5 megavatios-hora (MWh), una cantidad suficiente para cubrir 37% del consumo eléctrico de Pantitlán, un dato que transforma la espera en el andén en un acto de sostenibilidad activa.

Leonel Eduardo Agustín García puntualiza la materialidad del sueño: baldosas resistentes, elaboradas con acrílico y vidrio templado. Pero el verdadero golpe de gracia de este diseño es económico: mientras que en otras latitudes los costos son la barrera, los politécnicos buscan elaborar sus propios dispositivos piezoeléctricos. Su objetivo: reducir el precio unitario de cada baldosa a entre 340 y 480 pesos, haciendo la innovación accesible y escalable.

Estos jóvenes no solo han creado un prototipo: han diseñado una visión de ciudadanía energética. Al declarar que este es el primer proyecto de su tipo en Latinoamérica con esta ambición de escalabilidad nos recuerdan que la sustentabilidad no es una importación sino una creación local, nacida del ingenio.

Por ahora es un diseño informático, pero su meta final es clara: llevar el emprendimiento a las autoridades y transformar la pesada huella de carbono de la Ciudad de México en una huella de luz.

Al final, caminar por la ciudad no es solo trasladarse: es participar. La baldosa cinética es la metáfora perfecta de la responsabilidad colectiva. Es la promesa de que incluso en el acto más inconsciente, como dar un paso, podemos ser participantes activos, generadores y dueños de nuestro propio futuro energético. El rumor de los pasos en el Metro Pantitlán podría ser, en un futuro cercano, el sonido de la energía limpia.

Ventajas

(aplicaciones y perspectivas)

• Áreas de alta densidad y tráfico peatonal, donde la suma de pasos maximiza la generación.

• Convierte el movimiento humano en energía limpia y sostenible.

• Fomenta la conciencia ambiental al convertir al peatón en un participante activo (cultura participativa).

• Permite la recolección de datos de tráfico peatonal para una mejor planificación urbana.

Desafíos

Costo Actualmente, el costo de las baldosas inteligentes es elevado, aunque se espera que disminuya.

Viabilidad a escala La capacidad para alimentar una ciudad entera sigue siendo un debate abierto, pero su eficacia es probada en espacios específicos.

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