PELÍCULA DEL UNIVERSO: EL DESPERTAR DEL CENSO ESPACIO-TEMPORAL

Universo
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Desde que el ser humano alzó la vista por primera vez el cielo nocturno ha sido el lienzo de una inmutabilidad aparente. Las estrellas, esos puntos de luz fijados en el terciopelo negro, parecían narrar una historia estática. Sin embargo, estamos a punto de romper esa ilusión porque el Observatorio Vera C. Rubin, en las cumbres chilenas, se prepara para filmar la producción más ambiciosa de la historia: una película del Cosmos que durará diez años y promete transformar nuestra comprensión de la realidad.

Este proyecto, bautizado como el Legacy Survey of Space and Time (LSST) —o el Censo del Espacio y Tiempo—, no es simplemente un telescopio más sino una máquina del tiempo y un cartógrafo de lo invisible que cada tres días, durante una década, con su ojo de 8.4 metros de diámetro, barrerá el cielo del hemisferio sur capturando cambios sutiles, explosiones lejanas y movimientos errantes que hasta ahora habían pasado desapercibidos para nuestra limitada visión.

Minería de datos

La astronomía del siglo XXI ha dejado de ser exclusivamente una ciencia de lentes para convertirse en una epopeya de datos. El LSST generará aproximadamente 20 terabytes de información cruda cada noche. Al cabo de una década habremos acumulado medio millón de terabytes.

Esta avalancha de información es inabarcable para el ojo humano y es aquí donde la ciencia latinoamericana, liderada por instituciones como la UNAM y la Universidad de Guanajuato, cobra un protagonismo fundamental.

Bajo la coordinación de figuras como el doctor Yair Krongold Herrera y la doctora Rosa Amelia González López-Lira, investigadores mexicanos desarrollan el “cerebro” digital necesario para procesar este diluvio.

No basta con observar: hay que saber buscar. El software que se gesta en los institutos de la UNAM actuará como un tamiz inteligente, capaz de identificar entre miles de millones de pixeles aquellos fenómenos que desafían las reglas: lentes gravitacionales, galaxias tan tenues que parecen fantasmas y objetos de brillo variable que podrían esconder las claves de una nueva física.

El censo tiene objetivos tan pragmáticos como poéticos. A partir de 2026 el LSST se convertirá en nuestro principal vigía contra los Objetos Cercanos a la Tierra (NEO); detectará asteroides que podrían representar un riesgo para nuestro planeta, mapeando sus trayectorias con una precisión sin precedentes.

Pero más allá de nuestra seguridad planetaria el telescopio se sumergirá en las profundidades de lo desconocido. Buscamos entender la materia oscura y la energía oscura, esos dos componentes invisibles que constituyen 95% del Universo y de los cuales apenas conocemos su nombre.

Al observar cómo se distribuyen las galaxias y cómo se curva la luz a través de ellas, el LSST nos permitirá ver las “huellas dactilares” de esta materia invisible.

La reciente reunión de la Investigación del Espacio-Tiempo como Legado para la Posteridad de América Latina (LSST@LATAM) en el Palacio de Minería no fue solo un encuentro académico: fue una declaración de soberanía científica.

México, Brasil, Chile, Argentina y Colombia están tejiendo una red de colaboración que trasciende fronteras. La infraestructura computacional y el talento humano que se está formando para el LSST no solo servirán para mirar las estrellas, sino que además sentarán las bases para futuros proyectos nacionales, como el procesamiento de datos satelitales propios.

Como bien señaló el investigador Octavio Valenzuela, no estamos ante “más datos”, sino frente a una nueva forma de descubrir. Estamos ante la posibilidad de que los datos nos guíen hacia lo anómalo, hacia aquello que ni siquiera sabíamos que debíamos buscar.

El Censo del Espacio y Tiempo es nuestra invitación a dejar de ver el Universo como una fotografía y empezar a vivirlo como un proceso vivo y dinámico.

En los próximos diez años el Observatorio Vera C. Rubin y la inteligencia colectiva de los científicos de la UNAM y el mundo nos entregarán un mapa del destino cósmico. Quizás al final de este censo descubramos que el espacio y el tiempo no son solo el escenario donde ocurre la vida, sino una danza compleja que apenas estamos empezando a coreografiar.

Acerca del Observatorio Rubin

Financiado conjuntamente por la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) y el Departamento de Energía (DOE) de Estados Unidos, el Observatorio Vera C. Rubin es una nueva instalación de astronomía y astrofísica en el Cerro Pachón, en Chile.

El observatorio lleva el nombre de la astrónoma Vera Rubin, quien proporcionó la primera evidencia convincente de la existencia de la materia oscura.

El Observatorio Rubin es una proeza de la ingeniería: desde su diseño óptico, pasando por la sensibilidad de su cámara, hasta la velocidad del telescopio y su infraestructura computacional representan avances tecnológicos sin precedentes.

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