El reencuadre es una técnica que consiste en analizar una situación desde múltiples perspectivas; es poder ser capaces de pasar de los hechos negativos a una visión positiva que nos resulte más útil. Sin importar el tamaño de lo negativo de la situación, de las partes o a lo que se dediquen el reencuadre debe buscar una salida positiva hacia el progreso; es decir, imaginar lo imposible.
Cuando se realiza un reencuadre se requiere replantear todo el problema e ir hacia nuevas visiones, nuevas ideas que no se hayan presentado en la mesa, para buscar una solución.
Mucho de esto está sucediendo con el problema que se presenta en Ucrania, el cual no ha podido solucionarse porque no se plantean nuevas visiones, porque no hay cercanía entre las ideas rusas y ucranianas.
Se podría pensar que esto es imposible, pero precisamente es lo que se debe buscar: hacer posible lo que parece imposible. Porque imposible es que esta guerra entre ambos países continúe por una cuestión donde se busca dar más armas a Ucrania y que la postura de Rusia sea simplemente no querer salir de los territorios invadidos.
El Papa y la comunidad europea recibieron esta semana al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, con quien se comprometieron por un lado a rezar por la paz en Ucrania; y, por otro, a venderle más armas a Ucrania. Sin duda dos visiones que no logran encontrar un reencuadre a este problema.
La semana anterior, en un comunicado del Consejo de Seguridad, la Organización de Naciones Unidas (ONU) conminó a Rusia para poner fin a la invasión a Ucrania y a este país lo felicitaron por no utilizar los aviones que le ofrecieron Francia y Alemania para bombardear a Rusia.
Alemania y Francia, en efecto, le ofrecieron a Zelenski aviones para defenderse, pero el presidente ucraniano se negó a aceptarlos porque de haberlo hecho sería iniciar un proceso, más que de defensa, de ataque contra Rusia.
Entonces, ¿dónde está el reencuadre de esta situación? ¿En la búsqueda de los territorios que tomó Rusia?
Sacrificar algo
Una solución desde el enfoque del reencuadre, ya con un cambio de visión, sería que Ucrania termine por aceptar que el territorio de Donbas se quede en manos de Rusia y que con eso Moscú deje de atacar y bombardear territorio ucraniano.
Ucrania es el granero del mundo. En las próximas semanas debe llegar a un acuerdo con Rusia, especialmente para que los granos de Ucrania puedan salir al mundo para venderse. Moscú debe llegar a un acuerdo para que Kiev pueda desplazar esos granos libremente a otros países del mundo. Los alimentos pueden ser también la ventana para una solución al problema con Rusia.
Otra solución es en materia de gas natural, de tal manera que Rusia acepte que su gas natural se pueda vender en Europa a cambio de otros negocios que le garanticen dinero, que ahorita no tiene, pero comprometiéndose a no utilizarlo en una guerra.
En un reencuadre todas las partes tienen que perder algo, nadie va a ganarlo todo. Esa es una fórmula de la mediación que podría llegar a ser una solución viable a este conflicto, porque pasa el tiempo y muchas vidas se pierden.
La comunidad internacional, en lugar de buscar vender armas para prolongar esta guerra, debería trabajar para que el dinero de las instituciones de crédito mundial se destine a ayudar a Rusia a que no se encierre más en una postura radical y continúe desesperándose y a Ucrania para que dejen de invadirla.
En la mediación cuando se utiliza el reencuadre las partes deben despojarse de todos sus intereses anteriores y pensar en nuevos intereses que los motiven a moverse, a cambiar y a no seguir pensando en que simplemente se le tiene que ganar al otro. Pudiera parecer que quizás uno tiene derecho a invadir y el otro a defenderse, pero ambos deben sacrificar algo para poder alcanzar la paz.
Así funciona el reencuadre: puede ser una solución, pero no olvidemos que todo mundo tiene que perder algo. Y creo que ya estamos listos para un cambio de visión. Una visión para la paz.