Si bien en sentido legal no han comenzado las campañas electorales, tenemos meses instalados en la contienda que tiene por objetivo ganar la Presidencia de la República, y como consecuencia directa de dicha competencia se han comenzado a dar los perfiles de quienes aspiran a otros cargos, como senadurías, diputaciones federales y estatales, alcaldías e incluso regidurías y cabildos, además de otras posiciones locales.
Lo cierto es que dada nuestra forma de comprender el mundo y hacer política, el factor o la variable de influencia del contexto internacional en contadas ocasiones es considerado en los planteamientos de las propuestas y programas de acción. Incluso a nivel de la contienda por la Presidencia.
Hasta el momento se han dado varios pasos consistentes respecto de los nombres, tareas y prioridades, tanto en el equipo de Claudia Sheinbaum como en el de Xóchitl Gálvez. Hay que insistir en señalar que estamos en la fase de precampañas, cuyo principal objetivo es que los partidos políticos, en este caso coaliciones, definan conforme a sus procedimientos internos quiénes serán sus candidatas y candidatos.
Sabemos que en ambos bandos solamente hay una competidora definida mediante encuestas desde hace casi dos meses. Así que en sentido amplio ya estamos en campañas, aunque de acuerdo a la ley no sea así. En fin.
Entorno tenso
Apuntaba al inicio de esta colaboración que lo conocido de manera convencional como “lo internacional” en contadas ocasiones merece la atención de candidatas y candidatos, así como de sus respectivos equipos, pese a ser un aspecto sustancial y que con el natural paso de los años se torna cada vez más complejo, interdependiente y, por lo tanto, de creciente influencia en los asuntos internos de los países.
Vivimos ahora mismo un entorno tenso, incluso propenso a una grave y extendida desestabilización, a partir de la convergencia cronológica de varios conflictos armados y una guerra.
La invasión de Rusia a Ucrania (que el 24 de febrero próximo cumplirá dos años); el devastador conflicto armado entre Israel y el grupo terrorista Hamás; la prolongada guerra interna en Siria, iniciada en 2011; sin dejar de lado otros conflictos como los de Mali, en África occidental, crean un entorno al que debemos sumar los graves y extendidos problemas generados por la migración forzada de millones de personas en el mundo, incluyendo por supuesto las que transitan por nuestro país, que han dado paso a la generación de posturas extremistas y por tanto excluyentes, que son claramente xenófobas y racistas. Ahí tenemos las plataformas electorales de los candidatos del Partido Republicano de Estados Unidos, incluyendo la del aspirante Donald Trump a la Casa Blanca.
También debe adicionarse la creciente competencia comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos. Tenemos como muy reciente ejemplo la visita a México de la jefa del Departamento del Tesoro de ese país, Janet Yellen, para hablar sobre la presencia de inversiones chinas que afectan a las cadenas de suministro entre nuestra nación y la primera economía del mundo, además de anunciar sanciones a numerosas personas ligadas al lavadode dinero de organizaciones criminales mexicanas, sobre todo las dedicadas al narcotráfico.
Y este tema en particular, que de forma genérica podemos llamar como crimen organizado internacional, donde por infortunio nuestro país es señalado a nivel mundial, es un asunto que va indisolublemente relacionado con la seguridad pública y en algunas partes de México con la seguridad interior.
Las plataformas electorales y los pronunciamientos en materia de política exterior en las campañas presidenciales deberán ser cuidadosos y evitar dislates o precipitaciones.