Los sondeos de opinión son contundentes. Claudia Sheinbaum mantiene una ventaja sólida a un mes de las elecciones del 2 de junio. Según la encuesta de encuestas de Polls.mx, de Político.mx, la candidata morenista tenía una intención de voto de 57% el pasado 2 de mayo, contra 31% de Xóchitl Gálvez de la alianza PRI-PAN-PRD y 10% de Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano. Es una ventaja de 26 puntos porcentuales.
Si se pregunta a los electores sobre su respaldo a los partidos políticos la diferencia es todavía mayor, de 33 puntos. Morena aparece con un apoyo de 54%, contra 21% del PAN y 9% del PRI. Movimiento Ciudadano tiene 6%; el Partido del Trabajo, el Partido Verde y el PRD 2% cada uno. Estos tres últimos podrían perder su registro si no alcanzan el mínimo de 3 por ciento.
El mismo 2 de mayo se publicó una nueva encuesta de Covarrubias y Asociados en El Heraldo de México, en la que Sheinbaum aparece adelante con 60.5%, Gálvez en segundo con 31.4 y Álvarez Máynez en tercero con 8.1 por ciento.
¿Pueden equivocarse las encuestas? Claro. Pasa con frecuencia y más en los últimos tiempos, ya que ha habido un incremento en el rechazo a responder. El margen es tan amplio, sin embargo, que los especialistas consideran que es muy difícil que se revierta. Quienes cuestionan las encuestas sugieren que muchas están compradas y que otras no toman en cuenta que la gente no se atreve a decir que va a votar por la oposición porque tiene miedo a perder sus programas sociales.
La única encuesta que no le da un margen de victoria amplio a Sheinbaum, y que de hecho colocó a Gálvez adelante por un margen muy pequeño después del segundo debate, es Massive Caller. Esta es una empresa propiedad de Carlos Campos Rojas, exregidor en Monterrey por el Partido Acción Nacional, que tiene una metodología completamente distinta y ha sido criticada por los encuestadores profesionales. Los ejecutivos de Massive Caller y los líderes y candidatos de la oposición dicen, sin embargo, que sus resultados han sido certeros en el pasado.
Rumbo
Mucha gente descalifica las encuestas si no arrojan como ganador a su candidato favorito, pero las que ponen a Sheinbaum como ganadora por amplio margen no son una ni dos, sino muchas; y son encuestas profesionales, hechas por empresas establecidas y con reconocimiento público.
Los errores recientes de las encuestas han sido de cinco o seis puntos porcentuales. Es difícil pensar que pueda haber uno de 20 o 30 puntos y, sobre todo, que lo compartan todas. La de El Financiero, que elabora Alejandro Moreno, es la que menos ventaja le da a la candidata oficialista, pero aun así calcula 49% para Sheinbaum y 32% para Gálvez. Son 17 puntos de ventaja.
Aun suponiendo que haya un enorme voto oculto, temeroso de expresar su opinión, Claudia debe considerarse como amplia favorita. La popularidad del presidente López Obrador, la amenaza de que se quitarán los programas sociales si gana la oposición y el uso electorero de las mañaneras del presidente le han dado una gran ventaja.
Falta, sin embargo, todavía un mes de una campaña que se hace cada vez más intensa. Si algo nos dice la experiencia es que lo que verdaderamente puede cambiar el rumbo de una elección es una fuerte participación. Los electores que no contestan las encuestas pueden hacer la diferencia, pero solo si se animan a participar el día de la elección.