LA ERA DEL CISNE NEGRO

Juan Pablo Delgado
Columnas
CISNE NEGRO

¿Nos estamos volviendo locos o en realidad vivimos en una era particularmente inestable? La pregunta no es ociosa. En los últimos años el mundo parece haber entrado en un periodo de crisis perpetua, donde cada vez más seguido nos enfrentamos a eventos desestabilizadores de proporciones globales.

Para el autor y académico Brian Klaas la respuesta a la segunda parte de la pregunta inicial sería un rotundo “sí”. Claro que estamos viviendo en una época más turbulenta que antes; y la razón de esto, dice, es relativamente sencilla: entre más avanzamos como civilización, más nos interconectamos en términos comerciales, financieros, políticos, culturales y sociales. Esto significa que cualquier error o problema en alguna parte de esta larga cadena invariablemente repercutirá en el resto.

Para entender este proceso, Klaas se remite a la teoría del caos. ¿Qué es exactamente esta “teoría del caos”? Es una manera de explicar cómo cualquier cambio —por minúsculo que sea— en alguna variable de un modelo puede tener consecuencias enormes. Esto se utiliza generalmente en las ciencias exactas (principalmente en el estudio de los sistemas dinámicos), pero también puede usarse para entender cómo se transforman las sociedades y la historia humana.

Porque como bien indica Klaas basta revisar cualquier evento histórico para darnos cuenta de cómo todos somos al final del día esclavos “de acontecimientos pequeños, aparentemente arbitrarios o accidentales”. Son estos eventos fortuitos (Klaas los llama “flukes”) los que causan los cambios históricos.

Consecuencias

Piénsalo un momento: hace 100 años eran contados los hechos que podrían tener repercusiones globales (la revolución rusa me viene a la mente). Pero hoy prácticamente cualquier “fluke” puede desestabilizar la vida como la conocemos: un barco se queda atorado en el Canal de Suez y el comercio global se desmadra por semanas; un comerciante en Túnez se prende fuego como protesta y durante años Oriente Medio entra en caos; un pelado en Wuhan se come un taco de pangolín y da inicio a una pandemia que cobra la vida de siete millones de personas.

Lo más preocupante es que este tipo de shocks parecen estar acelerándose. Porque si algo caracteriza a nuestra civilización es precisamente esa carrera por optimizarnos e interconectarnos cada vez más. Esto facilita el surgimiento de los “cisnes negros” (back swan events), que son eventos con consecuencias que nadie puede prever. Y entre más avancemos tecnológicamente (con la Inteligencia Artificial, etcétera), más aumentará nuestra vulnerabilidad a estos cisnes negros.

Para entender nuestra situación actual Klaas usa como analogía el modelo “del montón de arena” (sandpile model) utilizado en una disciplina de la física conocida como “criticidad autorganizada”. Lo que propone este modelo es que si vas sumando granos de arena uno por uno a un montón eventualmente esa montaña llegará a un estado de criticidad, donde un solo grano más causará una avalancha. “El problema con nuestra civilización es que está diseñada para empujar a ese montón de arena hasta su límite”, indica Klaas, haciendo que cualquier error pueda producir efectos impensables de magnitudes devastadoras.

Sumado a todos los peligros mencionados, yo quisiera agregar uno más: el aumento de regímenes autoritarios. Todos sabemos que los humanos por naturaleza requerimos de predictibilidad, rutinas y patrones, pero nuestra era actual es incapaz de proporcionarnos estabilidad. Y entre mayor sea la inestabilidad e incertidumbre a causa de estos cisnes negros mayor será la tentación de elegir a líderes que nos prometen una ilusión de orden y certeza a cambio de nuestra libertad.

Ninguno de estos argumentos tiene el propósito de desincentivar el progreso tecnológico. Pero si queremos disfrutar las bondades de la tecnología, de la interconexión y del progreso, entonces no podemos cegarnos a las consecuencias. Hoy más que nunca debemos estar preparados para enfrentar la complejidad y el caos que conlleva vivir en la Era del Cisne Negro.