1. El erotismo es mi forma de vida, además del género literario que elegí, y mucho más que un deseo de escandalizar al prójimo: es una invitación, seducción, jamás una imposición. Es vivir con los sentidos bien despiertos, en contacto intenso con el mundo, a toda hora, en toda circunstancia, desde el momento en que abro los ojos en la mañana y me hago consciente de las sensaciones de mi cuerpo, la textura de las sábanas, la consistencia del colchón, de la almohada, el peso del edredón, el olor de las telas, del ambiente, el color de la luz que se cuela por las rendijas de las cortinas, la emoción que me legaron mis sueños, hasta el momento en que vuelvo a acostarme. Así, no hay rutina, sino un día a día convertido en festín de sensaciones y estímulos para la piel, el intelecto, el espíritu y la imaginación.
2. La literatura erótica puede ayudar a liberar a las personas, tanto a mujeres, como a hombres, de los estereotipos sociales y aquellos que han sido impuestos por siglos de libros dominados por una visión masculina, tanto de las mujeres, quienes fuimos objetos de deseo y no sujetos, como de la manera en que deseamos y ejecutamos ese deseo. La literatura erótica es una oportunidad de descubrir otras maneras de enamorarnos, de amar, de tener relaciones sexuales; de expandir las posibilidades de
nuestro deseo y la experiencia. Antes era típicamente violenta contra las mujeres, basta ver la enorme influencia de autores como el Marqués de Sade, Henry Miller, George Bataille, Leopold von Sacher-Masoch y tantos más, lo que moldeó una idea generalizada de lo que se esperaba de las relaciones sexuales, eliminando las ocasiones de buscar más diversidad de interacción. Ahora sabemos que las personas tenemos muy distintas preferencias y la literatura erótica ha tenido mucho que ver en ese descubrimiento.
3. El cuerpo es una forma de lenguaje en sí mismo; a veces los movimientos, los matices de los gestos, la química entre los olfatos, pueden ser más elocuentes que las palabras. Las palabras a veces mienten, el cuerpo es honesto, y juntos son nuestro diálogo con el mundo.
Los ojos
4. Algo que me caracteriza como autora autopublicada de erotismo, además, es mi énfasis en la creación literaria, la búsqueda de la intención narrativa, de encontrar maneras originales de contar aquello que se ha contado desde que los seres humanos comenzamos a dejar testimonio de nuestras actividades y nuestra historia. Además, cuido mucho la elección de las palabras, la estructura del texto, la sintaxis, el uso de la puntuación como recurso que suma al estilo. Para mí, escribir de erotismo es una vocación literaria. Que sea provocadora y liberadora son efectos colaterales de la creación artística.
5. Me gusta pensar que como creadora estoy en total posesión de decidir cuál será la materia prima de mis historias. Decidí celebrar al cuerpo en sus múltiples dimensiones, y eso incluye poner ese cuerpo para experimentar y luego narrar. Así como otros creadores explotan las ideas, los conflictos mundiales, las desgracias ajenas o las propias, yo utilizo la parte física de mi existencia. Parece que estamos en una época donde la moda es escribir como si fuera una competencia de quién sufre más, donde es válido hacer apología del crimen, del narcotráfico, del abuso sexual, de la violencia, pero intentan censurarte si hablas de las múltiples posibilidades del gozo. Es hasta perverso. Si a los críticos les parece frívolo, es la frivolidad la que está en los ojos y en el criterio de los críticos. A mí me interesan los ojos y el criterio de mis lectores (los habidos y los por haber).

