La negociación y la mediación son instrumentos esenciales en las relaciones internacionales. La negociación se entiende como el proceso mediante el cual dos o más actores, a través del diálogo, las ofertas y contraofertas, buscan alcanzar acuerdos. La mediación, en cambio, supone la intervención de un tercero imparcial que facilita consensos y ayuda a reducir tensiones.
Ambos mecanismos han sido utilizados por Estados Unidos en escenarios tan diversos como Siria y México, con resultados que ilustran la importancia de la diplomacia activa.
En el caso de Siria, el régimen de Bashar al-Assad fue desplazado por Ahmed Husseín al-Sharaa, quien logró reconocimiento internacional tras irrumpir en Damasco. En sus intervenciones públicas responsabilizó a Israel de gran parte de los conflictos en Oriente Medio, pero lo decisivo fue su capacidad de establecer un proceso de negociación y mediación con Estados Unidos.
Bajo la administración de Donald Trump se impusieron condiciones que permitieron consolidar un nuevo gobierno, distinto al anterior, con legitimidad internacional. Al-Sharaa participó en foros como los de Doha, promoviendo inversiones con el respaldo de Europa y Estados Unidos.
El éxito radicó en la construcción de acuerdos que generaron unidad y calma en un país devastado por la violencia.
Lección
México enfrenta un desafío distinto, pero igualmente relevante: la gestión de las aguas del Río Bravo.
El tratado vigente establece que los excedentes deben canalizarse hacia las presas de uno u otro país, lo que implica una responsabilidad compartida. Sin embargo, la falta de mediadores especializados ha complicado el panorama.
A diferencia de Siria, donde la mediación internacional fue clave para la reconstrucción, México necesita fortalecer sus capacidades de negociación para resolver un asunto técnico y jurídico que, en principio, debería ser más sencillo.
Estados Unidos se encuentra en un momento político caracterizado por la negociación constante con múltiples países. México, como vecino inmediato, no puede ser la excepción. La mediación y la negociación deben convertirse en herramientas estratégicas para alcanzar acuerdos sostenibles y beneficiosos para ambas naciones.
La experiencia siria demuestra que incluso los conflictos más complejos pueden encontrar salida mediante el diálogo. México debe asumir esa lección y aplicarla en su relación con Estados Unidos.

