LAS FUERZAS ARMADAS EN LA DEFENSA EXTERIOR

Javier Oliva Posada
Columnas
FUERZAS ARMADAS

El principal recurso con que cuentan las Fuerzas Armadas en general, sea en México o en otras democracias, es el apoyo y reconocimiento de la sociedad: es una de las principales características que les permiten desempeñar su amplia y compleja agenda contemporánea.

De tal forma que en el desempeño de sus responsabilidades para poder garantizar el desarrollo nacional la aceptación y reconocimiento se convierte en la legitimidad del gobierno en turno y del Estado en su conjunto.

Ahora bien, desde la perspectiva histórica la existencia del Estado moderno, es decir, a partir de la consolidación de la democracia liberal, se sostiene bajo tres componentes indisolubles e inseparables: territorio, población y soberanía.

En este sentido, y para garantizar el primero de esos elementos, es decir, el territorio, se hace necesario contar con el recurso armado suficiente para poder enfrentar los naturales y cíclicos conflictos entre Estados, cuyo origen indiscutible es la expansión territorial a costa del o los Estados vecinos. Contar con capacidades disuasivas también es un claro mensaje al entorno físico del territorio, esto es, que la población y la soberanía se encuentran cubiertas como una prioridad básica de dichas Fuerzas Armadas.

Al igual que otros esenciales conceptos, como libertad, independencia, seguridad nacional o seguridad interior, el de defensa exterior se encuentra mencionado en el texto constitucional vigente, en el artículo 89, fracción VI, dentro de las responsabilidades del presidente de la República.

Para actuar en consecuencia y como comandante supremo de las Fuerzas Armadas cuenta con el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina-Armada de México. Las capacidades militares, entonces, pasan a ser en este exclusivo caso y grave situación la condición fundamental para garantizar ante una agresión armada externa la integridad del territorio, la libertad, la independencia y la soberanía de la nación.

Historia

En esa situación la doctrina militar, el adiestramiento y el armamento disponibles se conjugan para darle sentido a las capacidades ante la guerra, de forma específica frente a una invasión.

Mucho se discute, con poco conocimiento de la historia, que México no se encuentra en un escenario de esa naturaleza. Que por su geopolítica es muy difícil que se manifieste o sea posible una guerra convencional. Sin embargo, la historia universal y la nuestra también hacen impredecible un escenario de esa índole. Basta recordar que en la Ciudad de México existe un Museo Nacional de las Intervenciones (Convento de Churubusco): desde su surgimiento como nación independiente nuestro país ha sido objeto de apetitos invasores y expansionistas.

Por lo anterior, las Fuerzas Armadas de México son el principal recurso para la defensa exterior, que a su vez tiene como base principal el reconocimiento y aceptación de la sociedad.

Esas vías son paralelas para que el gobierno en turno se dé a la tarea de sostener y fortalecer la voluntad nacional y, de ser el caso, resistir y rechazar cualquier acción armada procedente de fuera del país, empleando para ello la totalidad del factor humano (soldados) y de la suma de los recursos materiales disponibles. Así, se puede concluir de manera preliminar que la viabilidad y sobrevivencia del Estado ante una situación de agresión militar externa es la capacidad de defensa, también militar, disponible y efectiva.

A lo largo de la historia México ha observado sustanciales ajustes y cambios, como sucede en toda nación, en la conformación de sus Fuerzas Armadas. En la actualidad, y como resultado de la Revolución Mexicana, así como del dilatado periodo conocido como la Guerra Fría, en el siglo XXI las acechanzas se han diversificado en cuanto a los antagonismos de los Estados. Nuestro caso no es excepción. Esta inocultable realidad ha implicado la diversificación de las agendas de seguridad internacional, nacional, interior y pública, por lo que la defensa exterior, como eje articulador a través de las Fuerzas Armadas, es la mejor garantía para la viabilidad de nuestra nación.