La viste, te atrajo. Lo viste, te guiñó un ojo. Se acercaron. El espacio entre ustedes transmutó en campo magnético, las chispas parecieron flotar en el aire. Intercambio de nombres después, lo siguiente que recuerdas es tú abriendo la puerta de una habitación de hotel.
El tiempo se diluye, las visiones entran por tus ojos como un vórtice hacia el abismo que no era abismo sino cielo abierto donde te deslizas en pleno vuelo. Vuelas entre corrientes cálidas y frías, alto, tan alto, que olvidas la existencia del suelo, de la lluvia, de la sed y el hambre, de la sangre, de tu argolla de matrimonio, de tus zapatos a la entrada de la casa, de la factura de la luz. Estallido, luces en las pupilas.
Vuelves al aquí y al ahora. Al mirar hacia tu amante descubres esa sonrisa que jamás habías visto hasta hace una hora. Devuelves la sonrisa. Más por cortesía que por regocijo; por dentro tus neuronas te preguntan a gritos: “¿Qué carajos acabamos de hacer?”
¿Qué es mejor, la franqueza absoluta, la negación o la mentira? Esa ecuación, temo decirte, la resuelves tú. Aquí hay algunas ideas.
Recuerda que la infidelidad es una decisión para quien la comete y una imposición para la pareja. Regálate el tiempo necesario para pensar bien qué vas a hacer después.
Deja de sentirte la mierda más grande del mundo y de regañarte. ¿Cómo vas a aprender de la experiencia si te sientes una víctima de las circunstancias que tú mismo provocaste?
Si decides que la infidelidad será ese secreto que te llevarás a la tumba, entonces no se la cuentes a nadie.
Si decides continuar con la aventura habla claro de tus intenciones y expectativas con la tercera involucrada.
Si decides quedarte con tu esposa y tener a tu amante, no maltrates ni denigres a tu pareja ni te sientas superior porque logras engañarla. Ella no tiene la culpa de ser un daño colateral de tu experiencia.
Novedad
Tienes que saber que tu pareja se va a enterar. Antes o después, intencional o por accidente. No se puede esconder una infidelidad toda la vida.
Si te arrepientes y no quieres volver a hacerlo es recomendable buscar ayuda profesional. El enamoramiento, la sensación de peligro y la adrenalina son adictivos.
Si te sientes infeliz e insatisfecha en tu vida y la infidelidad es un pretexto, ten la valentía de decir la verdad. Es preferible que te rompan el corazón, a estar con alguien que ya no te ama.
Recuerda que la persona nueva te parece fascinante porque la acabas de conocer y todo en ella es novedad, pero con el paso del tiempo igual te irás acostumbrando a su voz, a su olor, a su presencia.
Si lo gozaste tanto que te preguntas por qué no lo habías hecho antes, entonces aprovecha esta experiencia para vivir la vida que siempre has querido.
Si le cuentas a tu pareja, que sea con inteligencia. La manera en que lo digas, las palabras que elijas, el tono de voz, hasta el lugar y el momento serán importantes.
Si amas a tu pareja y realmente deseas permanecer a su lado, demuéstrale con hechos concretos tu amor y compromiso.
Si tu pareja decide terminar porque no puede lidiar con la traición y simplemente no quiere, respeta su decisión.
La infidelidad puede ser una oportunidad para cambiar su vida para bien, para replantear los acuerdos entre ustedes.
El deseo sexual no es malo ni pecaminoso, es natural, y la infidelidad puede ser una gran maestra para ti si estás dispuesto a encontrar aprendizaje en ella.
Hay infinidad de opciones además de estas, lo que harás depende de lo que quieras tú, de lo que quiera tu pareja. Respira hondo y profundo, toma decisiones y enfrenta las múltiples posibilidades que tienes de frente: esa es parte de la emoción de estar vivos.
*Fragmento resumido de mi libro Los infieles.