GENIO CANINO

“Más susceptibles al aprendizaje social”.

Daniela Suárez
Columnas
CANINOS

No importa cuánto dinero tengas, si tienes un perro eres rico.

Louis Sabin


¿Eres de las personas que se enojan si surgen planes de último momento? ¿Prefieres no salir de tu casa después de las diez de la noche? Tal vez para unas personas seas un poco aguafiestas o hasta enojón, pero si tu perrito te agradece esto y prefiere que seas medio gruñón y no aceptes planes de la nada quizá sea necesariamente malo.

Aunque suene raro, este “mal genio” es digno de reconocerse como sabio y más en nuestros mejores amigos peludos. Es decir, de acuerdo con un estudio los perritos enojones podrían ser más inteligentes.

El experimento realizado en la Universidad Eötvös Loránd, en Budapest, analizó qué tan rápido los perros pueden aprender con base en su temperamento.

Antes de iniciar el estudio los investigadores enviaron un cuestionario a los dueños de las mascotas participantes para evaluar el comportamiento de sus perros. Las preguntas no eran muy obvias ni al estilo de ¿es tu perro gruñón?, sino más bien utilizaron una serie de cuestionamientos para determinar de forma efectiva el carácter de cada perro. Se les preguntó cómo se comportaban cuando se les bañaba, si ladraban a cosas o situaciones que no les gustaban o si alguna vez habían mordido a otros perros o personas. El equipo utilizó esta información para asignar a cada animal una puntuación de irritabilidad.

La autora, Kata Vékony, y sus colegas también se esforzaron al máximo por hacer enojar a todos los perros poniéndoles un premio o juguete favorito a la vista, pero detrás de una reja de alambre. Naturalmente, el instinto de un animal es ir directamente hacia lo que quiere, así que la prueba consistía en ver lo rápido que aprendían a rodear la reja.

Grupos

Los perros se dividieron en tres grupos, empezando por uno que había aprendido a rodear la reja solo. Una vez transcurrido el tiempo establecido de 60 segundos, la mayoría no llegó al premio.

Después los investigadores observaron a un grupo de perros que intentaban recorrer el laberinto con ayuda de sus dueños. Para sorpresa de Vékony los perros clasificados como agradables y los que llevaban la etiqueta de gruñones funcionaron igual de bien en estos grupos.

“Al principio pensamos que los perros con relaciones más ‘suaves’ con su dueño aprenderían mejor de ellos, así que fue una sorpresa que no encontráramos diferencias entre los perros en el aprendizaje con el dueño”, explica Vékony.

La verdadera revelación se dio con el tercer grupo, donde los perros realizaron el experimento guiado por un extraño. Los investigadores descubrieron que los perritos gruñones tenían mucho más éxito a la hora de completar la tarea que los definidos como alegres.

Dados los parámetros del estudio, estos resultados solo indican que los perros gruñones son más susceptibles al aprendizaje social. “Estos perros son sensibles y poco tolerantes a las situaciones sociales desagradables o incómodas, por lo que es comprensible que presten más atención a las acciones de los humanos que les rodean. Y la atención es un ingrediente clave del aprendizaje social”, comentó la autora.

Si bien este es un pequeño indicador, los investigadores coinciden en que este rasgo de aprendizaje social es una buena muestra de inteligencia. Tal vez lo mismo podría aplicar para los seres humanos.

¿Será que si tenemos mal genio podríamos ser inteligentes?