GINECÓLOGO DE MALA PRAXIS

“Hay testimonios de mujeres”.

Lourdes Mendoza
Columnas
GINECÓLOGO

Jesús Luján es un ginecólogo que enfrenta acusaciones por ejercer violencia ginecobstétrica y cometer una serie de delitos graves que incluyen mala praxis, falsificación de estudios médicos para operar sin fundamento, así como un uso indebido de su posición y poder.

Inició en el Hospital Santa Teresa, atendiendo a un promedio de cuatro pacientes al día; sin embargo, con el tiempo y con su gran marketing llegó a tener hasta 40 pacientes diariamente.

Su modus operandi consiste en citar a sus víctimas los días miércoles en su consultorio del Hospital Bité Médica, en Santa Fe.

Una vez ahí aprovecha para suministrarles, sin su conocimiento, un medicamento llamado misoprostol o prostaglandinas, que muele previamente en un mortero para mezclarlo en un gel y aplicarlo al realizar un “tacto vaginal de revisión”, todo con el mismo objetivo: engañar a las pacientes de que inician labor de parto de modo natural.

Estas contracciones, al ser artificiales, no progresan; solo son muy dolorosas, intensas y de larga duración. Muchas veces la madre ya no puede con el dolor y, lo que es peor aún, expone al bebé a extremo sufrimiento fetal, convirtiendo estos partos en cesáreas de emergencia, intervenciones inesperadas y, en algunos casos, en fallecimiento.

Hay testimonios de mujeres que no tenían ninguna contracción al momento de acudir con el doctor Luján, pero al cabo de unas horas comenzaron a experimentar las contracciones artificiales luego de tomarse el té que les proporcionó una de sus asistentes. “Mi bebé nació morado como un ‘muñeco de hule’”, comenta Adriana.

Luján también es señalado por el fallecimiento de una bebé por su modus operandi, dejando quebrada a la madre y a la familia.

Aunque usted no lo crea, sigue ejerciendo y engañando a más mujeres.

Otra rayita al tigre

En medio del enfrentamiento entre los poderes Judicial y Ejecutivo de este país surgen casos como el de Unifin, que ponen en tela de juicio a juzgadores como la jueza Olga Borja Cárdenas.

Todo empezó con una sospechosa plática-desayuno que tuvo lugar el pasado febrero en las instalaciones de Sainz Abogados, despacho jurídico que representa a Unifin, y con lo que la jueza hizo caso omiso a prohibiciones explícitas contenidas en el Código de Comercio y la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación respecto de este tipo de convivencias entre un juzgador y las partes en litigio.

A partir de entonces la jueza ha tomado decisiones claramente parciales para postergar los plazos para que Unifin cubra sus adeudos y ha detenido inexplicable e ilegalmente los recursos interpuestos por los acreedores.

A ver si el Consejo de la Judicatura Federal revisa el caso y pone orden.

Estilo mata carita

Para concluir, una invitación a que no se pierdan el Primer Congreso Soluciones vs. la violencia sexual, del 15 al 17 de noviembre en la CDMX, para escuchar, dialogar y actuar sobre este flagelo que nos afecta a todas y todos.