GOBIERNO GASTALÓN

Gobierno México presupuesto
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Nos dicen que tenemos un gobierno austero: solo está pidiendo al Congreso diez billones 114 mil 800 millones de pesos para gastar en 2026. El año que viene desembolsará 75 mil 51 pesos por cada uno de los 133 millones de mexicanos. Si cada familia tiene en promedio cuatro miembros, el gasto será de 304 mil 204 pesos por familia.

Hay que preguntarnos si realmente los mexicanos estamos recibiendo bienes y servicios públicos con un valor de 304 mil pesos por familia. Si se entregaran a cada una de los 33 millones de familias del país, la pobreza desaparecería de un plumazo.

No ha pasado mucho tiempo desde que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) llegó por primera vez a los cinco billones de pesos anuales: fue en 2018, el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto. La cifra, que entonces parecía increíble, fue de cinco billones 244 mil 976 millones. Seis años después se ha duplicado. Es falso que hayamos tenido un gobierno de austeridad republicana o de pobreza franciscana.

No solo aumenta el gasto, sino también la deuda. Nada más en 2026 el incremento será de un billón 587 mil 350 millones de pesos. Por cada 100 pesos que el gobierno gaste en 2026, pedirá 15 prestados… que los mexicanos tendremos que pagar en el futuro.

En 2018, cuando terminó el gobierno de Enrique Peña Nieto, ya preocupaba la deuda pública de diez billones 480 mil 681 millones de pesos. Al finalizar 2026 el monto será de 20 billones 259 mil 591 millones de pesos. Sí, la deuda se duplicó en el sexenio de la austeridad republicana.

Lastre

El gobierno gasta mucho, pero además gasta mal. El mayor aumento del presupuesto de 2026 lo tendrá la Secretaría de Energía: ¡86.8%! Pero este dinero no se invertirá en nueva infraestructura energética, sino principalmente en el rescate de Pemex, la única petrolera importante del mundo que pierde dinero. Lo peor es que no parece que los recursos vayan a servir de mucho. Por razones ideológicas, el gobierno mantiene la irracional política del expresidente López Obrador de privilegiar la refinación de gasolina, a pesar de que pierde dinero, y castigar la extracción y exportación de petróleo crudo, que sí ganan. Los políticos mexicanos no saben cómo manejar un negocio.

Mientras sube el presupuesto de Energía, desciende el de la Secretaría de Salud en 3.2% y el de Seguridad Ciudadana se desploma 17.5%. Parecería que en México ya tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca, con todo y abasto de medicamentos a 100%, y que vivimos en un país de completa tranquilidad, sin crímenes ni violencia.

Los programas sociales, pensiones y subsidios se llevan cada vez más recursos, y la razón fundamental es que compran votos. En 2018 a la Secretaría de Desarrollo Social de Peña Nieto se le asignó un presupuesto de 44 mil millones de pesos; en 2024, último año de López Obrador, la Secretaría del Bienestar, que reemplazó a Sedesol, obtuvo 567 mil 61 millones; en 2026 se le darán 674 mil 610 millones. Su presupuesto ha crecido 15 veces en ocho años.

Tenemos un gobierno gastalón que reparte dinero para comprar votos, que contrata cada vez más deuda y que invierte en empresas que pierden dinero. De momento mucha gente está feliz, porque le dan dinero y lo agradece votando por los partidos oficialistas. Sin embargo, la economía no está creciendo y tarde o temprano el gasto y la deuda se convertirán en un lastre que hundirá la economía del país.

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