EL INSOPORTABLE HASTÍO DE LA PERFECCIÓN DIGITAL

“Publica sin explicación, sin plan, sin estrategia y rompe el algoritmo”.

Perfección digital
Columnas
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Antes de entrar de lleno a la columna de hoy quiero proponerte algo: abre tu Instagram y ve algunas historias de las personas que sigues. ¿Notas algo en común? Yo sí: veo intentos de vidas impecables e interesantes, percibo una mentira colectiva, algo que no es totalmente genuino o real.

Kyle Chayka lo explica muy bien en su columna ¿Estás experimentando el aburrimiento de publicar? (The New Yorker). Antes las redes sociales eran espacios más libres y espontáneos. Subíamos una selfie chistosa, una foto del desayuno sin que fuera simétrica, una canción que nos gustaba, una frase que nos gustó de un libro o cualquier pensamiento al azar. Parecía que la magia de las redes sociales era el divertirse, los momentos espontáneos y sin filtros, que no nos importara en lo absoluto lo que los demás pensaran.

Ahora cada publicación parece una pieza de museo: curada, calculada, diseñada para que a los demás les parezca “interesante” o estéticamente “bella”. Y la presión es real. ¿Cuántas veces hemos borrado una foto o una historia porque no tuvo reacciones? ¿O porque simplemente sentimos que no era lo suficientemente “interesante”? Nos hemos convertido en esclavos de un algoritmo que premia la belleza artificial y la perfección prefabricada.

Invitación

Lo peor es que sentimos que si no tenemos algo “importante” o “inteligente” que decir, es mejor no decir nada. Pero ahí está el problema. Esa presión por parecer interesantes, correctos o relevantes todo el tiempo nos quita algo esencial: nuestra autenticidad.

Incluso Chayka advierte que, si la tendencia de parecer irrelevantes sigue, habrá personas que dejen de publicar fotografías o historias en lo absoluto, permitiendo que las redes sean dominadas únicamente por contenido comercial y artificial.

Por eso mi invitación es un acto de rebeldía: vuelve a lo random. Vuelve a lo que no tiene sentido, a lo imperfecto, a lo que no busca likes ni aprobación. Publica sin explicación, sin plan, sin estrategia y rompe el algoritmo. Sé irrelevante y espontáneo. Al final, lo importante es tu creatividad inmediata, no seguir puliendo una máscara digital que todos reconocemos ya como falsa y embustera.

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