INVADIR A MÉXICO

“La retórica imprudente no tiene cabida en la gobernanza responsable”.

Lucy Bravo
Columnas
INVADIR A MÉXICO

A juzgar por los recientes debates de la contienda electoral estadunidense los candidatos presidenciales republicanos parecen estar obsesionados con México.

Todo comenzó con el expresidente Donald Trump, quien hizo del discurso de odio contra México una piedra angular del Partido Republicano. Pero hoy la retórica del magnate parece juego de niños. Ron DeSantis quiere invadir a México en cuanto ponga un pie dentro de la Casa Blanca. Vivek Ramaswamy quiere utilizar “la fuerza militar para diezmar a los cárteles, al estilo Osama Bin Laden”. Y ahora son cada vez más los legisladores republicanos que proponen nuevos planes de batalla contra los cárteles en suelo mexicano.

Hay que admitir que la idea de invadir México para ganar votos es algo bastante inesperado, incluso bajo los estándares de la era Trump del Partido Republicano. Así que ya nada nos puede sorprender. Aunque del lado mexicano pueda parecer mera retórica electoral, la idea de bombardear a los cárteles mexicanos para acabar mágicamente con el tráfico de drogas ya cuenta con el apoyo de 86% de los votantes primarios republicanos.

En el ámbito de la política estadunidense el tema de la seguridad fronteriza y la lucha contra los cárteles de la droga mexicanos ha sido polémico durante años. Si bien es esencial abordar esta preocupación, la insistencia de algunos candidatos presidenciales republicanos que sugieren el uso de la fuerza militar en suelo mexicano plantea importantes preocupaciones para la relación bilateral en materia diplomática, política y de seguridad.

Epidemia

Una de las preocupaciones más inmediatas y apremiantes de comentarios tan imprudentes son las posibles consecuencias diplomáticas. La retórica incendiaria no solo daña las relaciones, sino que también puede dar lugar a medidas de represalia por parte del gobierno mexicano, impactando el comercio, las políticas de inmigración y los esfuerzos conjuntos para combatir al crimen organizado.

Es esencial reconocer que las promesas de campaña de los candidatos presidenciales no operan en el vacío; sus palabras tienen peso y pueden moldear la opinión pública y las políticas. Proponer una acción militar en México no solamente socava la credibilidad de Estados Unidos en el escenario internacional, sino que también plantea dudas sobre el juicio y la competencia de los candidatos que hacen estas afirmaciones.

Bombardear a los cárteles en territorio mexicano es una respuesta simplista a un problema complejo. No aborda las causas fundamentales del tráfico de drogas, que incluyen la demanda en EU y los desafíos socioeconómicos en México. Una estrategia integral debería centrarse en el intercambio de inteligencia, la cooperación internacional y abordar los problemas internos que alimentan el tráfico de drogas.

Tampoco es un secreto que este tipo de discurso aborda un problema político para los republicanos. Un gran número de víctimas de la epidemia de opioides son rurales y blancos, es decir, un sector importante de electores del Partido Republicano, por lo que amenazar a México, en cambio, cuenta una historia de inocentes estadunidenses acosados por villanos alienígenas.

En conclusión, los peligros de que los candidatos presidenciales republicanos amenacen con bombardear a los cárteles de la droga mexicanos en territorio mexicano son múltiples. Incluyen tensiones diplomáticas, divisiones políticas y riesgos de seguridad.

Si bien la lucha contra los cárteles de la droga es esencial, debe abordarse con matices, diplomacia y una estrategia integral que aborde la naturaleza multifacética del problema. La retórica imprudente no tiene cabida en la gobernanza responsable y debe rechazarse en favor de enfoques más reflexivos y cooperativos ante nuestros desafíos compartidos.