INVENTIVA TECNOLÓGICA Y SOLIDARIDAD

“Un testimonio de eficiencia y dedicación”.

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El 24 de febrero de 2022 el mundo contuvo el aliento cuando Rusia inició la invasión a Ucrania. Sergey, un joven electricista de 25 años en una mina ucraniana, vio cómo su vida pacífica se desvanecía en medio del estruendo de la guerra. Sin dudarlo, se unió a las filas del ejército de defensa, una decisión que, si bien noble, lo llevaría a un destino inesperado.

Aquel mismo año, el 11 de noviembre en Járkov, una mina antipersonal, un artefacto de guerra diseñado para causar estragos indiscriminados, cambió su vida para siempre, dejándolo con una amputación parcial del pie, conocida como amputación de tipo Chopart.

La pérdida, un reto médico considerable, sería el catalizador de una historia de innovación y solidaridad internacional.

Inicialmente Sergey recibió atención en Ucrania, donde le proporcionaron dos prótesis de resina. Sin embargo, su rehabilitación se vio obstaculizada por la inadaptación de estas, especialmente cuando perdió peso, haciendo que las prótesis existentes fueran demasiado grandes e ineficaces. Fue en este punto que la Sociedad Civil Ucraniana en México, con el respaldo de la embajada de Ucrania y el Ministerio de Salud ucraniano, tendió un puente crucial.

Esta alianza, forjada a través de lazos de solidaridad, conectó a Sergey con un grupo de especialistas de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) campus Juriquilla de la UNAM.

Lo que la UNAM ofrecía era una rehabilitación integral, no solo física, sino también apoyada por actividades culturales y lúdicas destinadas a la sanación sicológica y emocional, un valor añadido que la diferenciaba de otros convenios internacionales.

El equipo multidisciplinario de la ENES Juriquilla, liderado por la académica Luisa Alejandra Santos Borráez, se enfrentó a desafíos significativos, comenzando por la barrera del idioma y la distancia. Superando estas dificultades con la ayuda de traductores voluntarios y videoconferencias, se prepararon para la llegada de Sergey en noviembre de 2024.

A su arribo, la primera tarea fue una valoración exhaustiva por parte de especialistas en medicina, fisioterapia, nutrición y, por supuesto, órtesis y prótesis. Este enfoque holístico fue fundamental, ya que permitió determinar un tratamiento integral que se ajustara a las necesidades, expectativas y nivel de actividad del paciente.

Sergey, con bajo peso y músculos debilitados, recibió un plan de nutrición y fisioterapia para fortalecerlo, garantizando así las condiciones óptimas para el proceso de protetización.

Visión

En ello radica la aportación innovadora del equipo de la UNAM: la creación de una prótesis hecha a medida.

La complejidad de la amputación de tipo Chopart presenta un espacio reducido para la protetización, lo que exige una precisión excepcional. El proceso comenzó con la toma de medidas detalladas para elaborar moldes, seguidos de un cuidadoso proceso de termoformado para crear el socket definitivo, la parte de la prótesis donde se aloja el muñón. Este socket, hecho de fibra de carbono, incorporó un apoyo innovador en la parte anterior, en la tibia, proporcionando estabilidad y comodidad superiores.

Sergey utilizó una prótesis de prueba durante un mes, un periodo crucial para realizar ajustes finos y asegurar una perfecta adaptación y alineación. Solo después de que el paciente se sintió completamente cómodo, se desarrolló la prótesis definitiva. Todo el procedimiento, desde la valoración inicial hasta la entrega de la prótesis final, tomó un total de cuatro meses, un testimonio de la eficiencia y dedicación del equipo.

La colaboración interdisciplinaria fue la piedra angular de este éxito. La expertise de Santos Borráez en órtesis y prótesis se complementó con la participación de Nora Ramírez y Aleida Cisneros en nutrición, y de Adrián Pastrana, Andrea Peña, Daniel Rodríguez y Andrea Torres en fisioterapia.

La combinación de estas disciplinas permitió una atención integral, abordando no solo la necesidad física de la prótesis, sino también la recuperación muscular, el equilibrio y el bienestar nutricional de Sergey. La UNAM, con su tecnología de vanguardia, incluyendo escáneres y robots, agilizó y precisó los procesos, mientras que sus equipos de fisioterapia fortalecieron la musculatura y el equilibrio de Sergey, garantizando una rehabilitación completa.

Actualmente Sergey ha sido dado de alta y se encuentra de regreso en Ucrania con su familia. Gracias a esta prótesis innovadora ha recuperado una calidad de vida notable. Puede correr, agacharse, subir y bajar escaleras y rampas, y caminar en diversos terrenos sin ayuda, una mejora significativa en su equilibrio y autonomía. Las palabras de Sergey, “Me gustó el trabajo. Están cuidándome mucho, corriendo, siempre haciendo algo, tratando de ajustar las cosas, ayudando”, reflejan la gratitud y el impacto positivo de esta intervención.

La posibilidad de extender esta atención a otras víctimas de la guerra subraya la visión de la UNAM de fortalecer los lazos de colaboración internacional y reafirmar sus valores de solidaridad y compromiso con la mejora de la calidad de vida.

Sergey, al recordar el “calorcito” de México, espera que más compatriotas suyos, especialmente aquellos que han combatido, puedan recibir una ayuda tan vital.

Este trabajo innovador no solo restaura la movilidad, sino que también enciende una llama de esperanza en medio de la adversidad.

Prótesis y órtesis: necesidad global

A nivel mundial aproximadamente 0.5% de la población necesita prótesis, órtesis y tratamiento de rehabilitación, lo que equivale a entre 35 y 40 millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de mil millones de personas necesitan tecnologías de apoyo, incluyendo prótesis y órtesis, y se espera que esta cifra se duplique en la próxima década debido al envejecimiento de la población.

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