Tengo el placer de presentarles a otra estrella operística del firmamento. Se trata de la mezzosoprano Isabel Leonard. Un auténtico portento que lo tiene todo: extraordinaria voz, impecable presencia escénica, belleza inigualable, actuación perfectamente apegada al rol que desempeña, inteligente, simpática y empática.
Nació el 18 de febrero de 1982 en Nueva York, pero su madre es argentina. Ello explica en buena medida su gracia al actuar, su fresca sonrisa, su pilla mirada y sus ritmos sensuales cuando se trata de hacerle a la gitana de una cigarrera.
La conocí haciendo el papel de Dorabella en Così fan tutte, de Mozart, y me pareció fenomenal. Su coloratura, aunado a un rol tan simpático, la marcan como una voz nacida para cantar las óperas del genio de Salzburgo (hago un paréntesis para advertir que, si hoy se escribiese y lanzara una obra similar a Así son todas, seguramente lincharían a los autores de música y libreto, y la prohibirían en la mayoría de las casas de ópera).
Isabel cantó en el coro de la Manhattan School of Music y estudió su bachillerato y la maestría en Música en la prestigiadísima Juilliard School (Nueva York), de la mano de otra mezzo estadunidense maravillosa: Marilyn Horne.
No solo son destacados sus roles en óperas mozartianas, sino también cantando a Rossini. Memorable su desempeño como Cherubino en Las bodas de Fígaro, de Mozart, tomando en cuenta que se trata de un personaje masculino. Lo asume y se posesiona de él. Pero luego la vimos brincar a Rosina en El barbero de Sevilla y a Angelina en La Cenicienta, de Rossini.
Otro comentario al margen: tanto “las bodas” como “el barbero” participan de la misma esencia, pues ambas comparten al personaje de Fígaro y fueron basadas en la obra de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais.
Extraordinaria
Y ahí viene el salto mortal en el que quiero concentrarme. Resulta que Isabel Leonard se animó a hacer un papel que resulta de lo más desafiante: Carmen, de Georges Bizet. La crítica destaca que ha sido una auténtica sorpresa ver cantar y actuar a una destacada mezzosoprano como la Leonard, especialista en papeles notablemente líricos como los ya referidos de Mozart y Rossini, en uno dramático, fuerte, arrollador y de imponente presencia escénica, como la Carmen.
Recordemos que Bizet murió a los 36 años luego del fracaso del estreno de esta ópera. Sí, aunque usted no lo crea, la ópera estuvo a punto de ser retirada después de su cuarta o quinta presentación inicial. No gustaba, no llegaba, no alcanzaba, mientras su autor se consumía en la depresión. ¡Vaya paradoja! Hoy Carmen es, acaso, la ópera más popular y conocida del planeta. Vamos, hasta para la premiación de la Fórmula 1 interpretan su famosísima obertura.
Pues bien, Isabel Leonard se atrevió y “la rompió”. Realmente su debut en este papel ocurrió el 22 de mayo de 2022 en la ópera de Santa Fe (Nuevo México). Pero el verdadero y brillante estreno, el esperado, ha sido en el Metropolitan Opera House de Nueva York, precisamente en la actual temporada 2025-2026.
La crítica ha resaltado el tono rico y pleno, con claridad juvenil y musicalidad extraordinaria. Dijeron que su Carmen ha sido y se ha sentido “seductora sin esfuerzo”. Agrego yo que vestuario, ambientación, iluminación y nueva escenografía, inserta en el mundo de una banda de contrabandistas, hace de esta gitana la cosa más sensual que he visto en la ópera que nos ocupa. Y miren que Elina Garanca le anda peleando la corona. Por lo pronto, les recomiendo que la vean y se deleiten con esta Carmen revivida por la extraordinaria Isabel Leonard.
¡Viva la música!

