Conversé con el magistrado Eduardo Santillán, integrante de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), recientemente ratificado por el Senado de la República. Su nombramiento forma parte de una renovación histórica: cinco nuevos magistrados asumen el reto de acercar la justicia a la ciudadanía con una visión moderna, eficiente y tecnológica.
Para Santillán la justicia administrativa es el rostro cotidiano del Estado. Es la que corrige los excesos de la autoridad, sanciona los abusos y garantiza que los derechos de las personas se cumplan.
“También es fundamental porque es la justicia administrativa la que sanciona a los servidores públicos por el indebido ejercicio de la función pública. De tal suerte, que cuando un servidor público se aleja de los principios de honestidad, de transparencia, cuando existe un ejercicio indebido del servicio público, es cuando este Tribunal también actúa y puede sancionar el indebido ejercicio del servicio público”, explica.
Con más de 25 años de trayectoria en el servicio público —entre ellos como diputado local y presidente de la Comisión de Administración y Procuración de Justicia en el Congreso de la Ciudad de México—, el magistrado impulsa ahora una revolución tecnológica en la justicia mexicana. “Cada estado en este momento tiene su propio sistema digital, que no es compatible entre ellos. Las fiscalías tienen muy poco desarrollado el expediente digital y tampoco está homologado en las fiscalías o las procuradurías en el país. Necesitamos, por lo tanto, que la carpeta de investigación esté homologada y tenga un solo formato”, puntualiza.
Su propuesta busca transformar la manera en que los ciudadanos acceden a los tribunales: “Me parece fundamental que exista un expediente digital único en todo el país, que permita que todos los juzgados, en todas las instancias, una sola ocasión el ciudadano tenga que llenar una demanda. Con Inteligencia Artificial (IA) lo único que necesitamos son los datos esenciales de una demanda y, a partir de ahí, que el sistema sea mucho más accesible; que de igual manera, cuando paso de una instancia de una autoridad a otra, no tenga que llevar todo mi expediente a otro juzgado, sino que con un expediente único digital podamos darle clic y se pueda pasar al otro juzgado o a otra instancia, de tal manera que sea mucho más accesible para la ciudadanía”.
Sensibilidad
Santillán reconoce que el gran obstáculo sigue siendo la falta de modernización: “En muchas ocasiones tenemos una justicia que usa las mismas formas de antes de que existieran las nuevas tecnologías, seguimos haciendo muchas veces justicia a la antigüita”.
De tal modo, agrega, “que hoy tenemos la posibilidad, con las nuevas tecnologías, de hacer más accesible la justicia. Primero, hay que ver cuál es el segmento de la población que tiene acceso a internet y a las nuevas tecnologías, y salvaguardar el acceso a la justicia de quienes no tienen acceso y tener una atención prioritaria para estos segmentos”.
El magistrado insiste en que la clave para acortar los juicios y hacerlos más eficientes está en los mecanismos de justicia digital: “La manera que tenemos para hacer efectivo que los juicios sean cada vez más cortos, es precisamente a partir de la implementación de mecanismos de justicia digital. Entre las diversas instancias, los juzgados de un estado con los juzgados federales tampoco tienen compatibilidad entre los sistemas”.
Por eso, afirma con convicción: “Necesitamos hacer una revolución tecnológica en materia de justicia; y estoy convencido de que si un expediente homologado va desde el juez cívico o desde el Ministerio Público en una carpeta de investigación o una demanda en primera instancia hasta prácticamente los amparos, los juicios van a ser cada vez más rápidos y eficientes”.
Sin embargo, Santillán subraya que la tecnología por sí sola no basta: debe ir acompañada de sensibilidad y perspectiva de género. “Cuando se actúa con justicia y se le otorga la pensión alimenticia a una mujer o a un menor de edad, cambia la forma de vida. Cuando rápidamente una mujer puede divorciarse, porque ya no quiere estar con alguien, cambia su vida, mejora su vida. Cuando una mujer es objeto de actos de violencia y el Estado actúa de manera adecuada y evita que se sigan realizando estos actos de violencia, la vida cambia”.
La justicia digital, dice, debe ser también justicia humana. Una que escuche, que entienda y que se adapte al ritmo del país.

