Hoy las mujeres empresarias representan 16% de este sector y aportan 37% al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, pero solo 4% llega a ser CEO de alguna empresa.
Wendy Crespi, vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresas (AMMJE), platica sobre los retos y alcances que hoy enfrentan las mujeres líderes de compañías.
— ¿Cuál es el principal desafío para las empresarias?
—Me parece que un tema muy importante es la disparidad de género y en este sentido creo que el reto más importante al momento de estar juntas es que logremos que nuestra voz se escuche más, que se abran más oportunidades, sobre todo a nivel gubernamental y financiero. Por ejemplo, que tengamos más oportunidad de alcanzar financiamientos o apoyo por parte de la Secretaría de Economía. Todos estos son grandes esfuerzos que estamos logrando hacer a través de la AMMJE para que las empresarias puedan tener mucho más valor. Porque el reto más importante sigue siendo poner fin a esta disparidad de género que existe.
—¿Qué se requiere para ser una buena empresaria?
—Lo principal es ser experta en el tema que quieres manejar como empresa. También debes tener muy buen liderazgo con tu equipo de trabajo, un liderazgo mucho más consciente en el que te pones en los zapatos del otro, tomas a la persona primero antes que el negocio. Y creo que una última cosa son las relaciones que podamos lograr. Esto es un todo para nuestros negocios: las vinculaciones que podamos lograr, junto con entregar un producto o un servicio de excelencia. Eso sería lo más importante.
Frutos
—¿Qué logros se han alcanzado con la AMMJE?
—Hay mucha más vinculación con el gobierno. Ha sido muy positivo que actualmente en Ciudad de México, con la doctora Claudia Sheinbaum, se tenga mucha más apertura hacia nosotras. Tenemos mucho más acercamiento también con las alcaldías y esto nos permite llegar a acuerdos que benefician a los negocios de nuestras socias. Ese ha sido uno de nuestros mayores éxitos.
El segundo, puntualiza Crespi, “que ha sido mucho más complejo, es lograr una comunidad muy sólida que se respalda, que se apoya una a la otra a nivel profesional; es hacer en conjunto servicios o productos mucho más interesantes, más grandes. Ha sido unos de los mejores éxitos, sobre todo de esta representación de la AMMJE en la CDMX”.
—¿Cuáles son las ventajas de ser una mujer empresaria?
—Físicamente nuestra constitución está hecha para que percibamos de mejor forma, para que pongamos más atención al detalle. Esto nos ayuda a tener ese ojo clínico en todos los procesos de nuestras empresas. Por ejemplo, las mujeres percibimos con 14 áreas del cerebro y los hombres perciben solo con seis. También somos mucho más comprometidas y mejores pagadoras. Es real que los bancos están dando más financiamiento a mujeres que a hombres, porque nosotras nos comprometemos más a cumplir nuestra palabra. A mí me llena de alegría que los bancos ahora confíen más en nosotras y en nuestra buena gestión. Creo que estamos en un momento muy benéfico de este apoyo y de este valor hacia la mujer, sobre todo de mujer a mujer.
En México, concluye, “tenemos este dicho de ‘mujeres juntas ni difuntas’, que es algo que queda completamente en el pasado. Nosotras tenemos que ser el ejemplo de que ‘las mujeres juntas pueden hacer más’ y de que ‘las mujeres juntas podemos llegar más lejos’. Cuando tienes en el corazón esta actitud de apoyar a las demás, inherentemente siempre llegará a ti todo lo que necesitas”.