LAS REINAS NO SE RAJAN

Martha Mejía
Columnas
ARGELIA NÚÑEZ

Argelia Núñez, escritora, empresaria y activista, platica sobre su más reciente libro, Las reinas no se rajan, que relata su historia frente a la adversidad, con una visión inspiradora para aquellos que alguna vez pensaron en rendirse.

Su mensaje de resiliencia y sororidad hacia las mujeres, especialmente hacia las más vulnerables y violentadas, da pruebas de que es posible construir una vida plena a partir de cualquier circunstancia, por compleja que parezca.

“Sepan que sí se puede recuperar la dignidad, ser exitosas y autónomas. La decisión final siempre estará en nuestras manos”, asevera.

—¿Qué mensaje nos regala en su libro?

—La obra narra una historia de resiliencia y sororidad que pretende inspirar a las mujeres. La tarde en que mi papá me dio la señal para que huyéramos de La Menoreña, nuestro rancho familiar, supe del dolor que representa huir y perderlo todo, para salvar lo más valioso que tenemos: la vida. A partir de aquel momento experimenté por primera vez la incertidumbre. Pero no sería la última, pues también he tenido que lidiar con ella ante el abuso, la violencia física y emocional, así como la discriminación en el trabajo.

Sin embargo, agrega, “no somos nuestras circunstancias, las circunstancias no nos definen; ni nuestro origen; ni en dónde vivimos; tampoco nuestra apariencia; ni siquiera las personas; lo que nos define es lo que decidimos hacer ante lo que nos está ocurriendo”.

A lo largo de siete capítulos, dice, “abordo los desafíos que enfrentan las mujeres, empezando por la discriminación en el trabajo, la violencia familiar, así como la cultura patriarcal. También escribo acerca de la sororidad, la competencia y el resurgimiento ante la crisis. Finalmente, expongo mi visión sobre los negocios y la vida profesional de la mujer, así como sobre la belleza y los estereotipos que aún nos rodean”.

Sororidad

Preocupada por el empoderamiento de la mujer, Argelia junto con su hija fundó la asociación civil Poder Inspira Poder, que con capacitación y acompañamiento, y a través de reconstrucción emocional y económica, ayuda a cientos de mujeres en la búsqueda de su plenitud.

—¿Cómo trabaja?

—Se trata de una asociación civil que tiene por objetivo detonar en las mujeres la decisión de reconstruirse a través de la instrucción. Compartimos historias de mujeres exitosas a fin de que la inspiración pueda ser pieza clave para quienes viven alguna circunstancia adversa. En este sentido, tenemos dos ejes de atención: la capacitación, dentro del cual creamos cursos en conjunto con instituciones educativas para que ellas aprendan algún oficio, retomen las riendas de su independencia y autonomía económica, y de esa manera ayudarles a salir de algún círculo de violencia o de discriminación que estén viviendo.

El segundo eje, explica, es “el de atención legal; es decir, las canalizamos hacia los centros de justicia y empoderamiento de la mujer con el objetivo de que ellas sepan sobre sus derechos como personas y como posibles víctimas”.

—En su opinión ¿cuáles son los principales retos que enfrentan actualmente las mujeres?

—Hay muchos, pero diría que el principal es la discriminación en todos sus contextos. Más allá de que empujemos políticas públicas para combatir violencia, inseguridad, feminicidios y/o desaparición de mujeres, creo que debemos concientizarnos sobre el valor que tenemos como mujeres. Y en este sentido reconstruirnos en distintos ámbitos de la vida y asumir nuestra responsabilidad en la construcción de un país y un mundo mejor.