CAMINITO A LOS GULAGS

Juan Pablo Delgado
Columnas
LIBROS DE TEXTO

El exministro de Relaciones Exteriores israelí, Shlomo Ben Ami, propone una frase fulminante: “A las naciones casi nunca se las asesina: se suicidan”. Ben Ami habla de la crisis política que se vive hoy en Israel. Pero la misma frase podría aplicarse en México ante un tema igual de grave: la educación de las nuevas generaciones de niños.

A estas alturas del juego estoy seguro de que todos han escuchado algo sobre los cambios que propone la Nueva Escuela Mexicana (NEM). La cobertura mediática ha generado toda clase de reacciones en la sociedad; pero quizá ninguna causó tanto revuelo como la reacción hacia la cobertura de Fuerza Informativa Azteca (FIA), que acusó a la NEM de propagar una ideología “comunista”.

Los memes, las parodias y otras burlas no se hicieron esperar. Para muchos, llamar “comunista” a la nueva propuesta pedagógica y a los libros de texto dizque “gratuitos” (que no lo son, pues los pagamos con nuestros impuestos) era hiperbólico, por decir lo menos, o, de plano, total histrionismo.

¿Pero cuál es la verdad? Después de haber leído todos los libros de primaria con la ayuda del equipo de investigación de FIA, puedo resaltar algunas cosas: los libros de texto sí contienen lecciones y opiniones que atacan al mérito individual y promueven una mentalidad colectiva (llama a hacer actividades en “asamblea”, “plenarias”, etcétera). De igual manera se incluyen lecciones contra la libertad de mercado, la propiedad privada y otros temas que van contra el liberalismo económico.

Al final estos libros, más que adoctrinadores, son mediocres y poco aptos para preparar a los niños mexicanos para los empleos del futuro. Se incluyen solo decenas de páginas sobre matemáticas y ciencias exactas (dentro de miles de páginas totales); se promueven las lenguas indígenas sobre otros idiomas como el inglés; no se considera la informática ni la computación, entre otros temas.

Harakiri

Ahora bien, el problema real se encuentra en los manuales para los docentes (Un libro sin recetas para la maestra y el maestro), donde la ideología de corte marxista se desborda a borbotones. Estos manuales son aquellos que todos los maestros deben leer y estudiar para después llevar esos aprendizajes al aula.

Sin más rodeos, vayamos a los ejemplos, no sin antes hacer una aclaración: aunque los manuales están totalmente repletos de una ideología trasnochada, por espacio solo podré compartir algunos pocos detalles sobresalientes. ¡Adelante, pues!

“Debemos entender que (la) libertad individualizada es un concepto que violenta la construcción de comunidad y genera dinámicas de enajenación que deben cuestionarse”. (Fase 3, p.11)

“(Hay) otras maneras de entender la libertad: una libertad colectiva, una libertad social y comunitaria que no centre su atención en una propuesta individualista, meritocrática y clasista que se justifique en la aparente búsqueda de la identidad”. (Fase 3, p.11)

“La educación es un acto político para la transformación social”. (Fase 4, p.3)

“¿Desconoce que, bajo un modelo neoliberal, solo son promesas populistas, proselitistas, las ideas de democracia, movilidad social, estabilidad económica, servicios educativos y culturales equitativos?” (Fase 3, p.34)

“¿Reconoce que es posible una sociedad alternativa y que esta se puede conseguir a partir de la lucha contra los oponentes de clase?” (Fase 3, p.35)

Lo más lamentable de este asunto es que como mexicanos no deberíamos estar condenados a este tipo de educación. Existen países que han decidido apostar al futuro: un futuro educativo marcado por la cultura del esfuerzo y la meritocracia. Un futuro donde los niños sobresalgan en ciencias exactas y matemáticas. Donde los aprendizajes del mundo y de otras culturas sean la norma para crear un país próspero.

Ahora que México está afilando los cuchillos para realizar un harakiri y asesinar su futuro, únicamente hay dos opciones de salvación: detener a la NEM… ¡o que los maestros resulten ser tan flojos que ni siquiera lean esos manuales!