La mediación exige un objetivo común. Sin embargo, Rusia y Ucrania persiguen fines opuestos:
- El presidente Volodímir Zelenski busca la restitución de Crimea y de los territorios ocupados.
- Rusia, por su parte, se niega a cederlos y mantiene ataques diarios contra Ucrania.
La historia nos recuerda que la capitulación de Chamberlain frente a Hitler abrió el camino a la guerra. Hoy la comunidad internacional observa con preocupación cómo Vladimir Putin reproduce patrones que ponen en riesgo la dignidad y la voluntad de un pueblo entero.
Un acuerdo justo no puede surgir de la imposición de un solo hombre sobre millones. La única vía legítima es una mediación firme que obligue a Rusia a devolver los territorios ocupados y a asumir responsabilidades económicas frente a Ucrania.
Las pérdidas humanas son ya incontables en ambos bandos, pero la moral y la resistencia del pueblo ucraniano permanecen altas frente a la invasión.
El papel de Estados Unidos, socio principal de Ucrania, resulta crucial. Sin embargo, la inconsistencia en su liderazgo genera dudas: en una negociación, la falta de palabra mina la confianza. Churchill advirtió a Chamberlain que elegir entre guerra y deshonra, y optar por la deshonra, conduce inevitablemente a la guerra. Europa no olvida esa lección y hoy Putin vuelve a colocar al mundo frente al espejo de la historia.
Esfuerzo real
La guerra se sostiene también por la tecnología: drones fabricados en China prolongan la confrontación. En este escenario, la mediación internacional debe ser clara y coherente. Si en otros contextos algunos líderes han demostrado capacidad de diálogo y respeto mutuo, ahora es indispensable que esa misma voluntad se traduzca en un esfuerzo real para mediar entre Europa, Ucrania y Rusia.
No puede permitirse una rendición forzada ni una invasión perpetua. Las víctimas —niños, mujeres y hombres de ambos países, especialmente de Ucrania— no deben seguir pagando con sus vidas el costo de un conflicto que se prolonga día tras día. Imagínese el lector: vivir bajo el sonido constante de las bombas, correr cada noche para salvarse de la muerte. Ese futuro es inaceptable.
La comunidad internacional debe apoyar a Ucrania y exigir que Estados Unidos, Europa y sus aliados actúen con firmeza para detener la guerra.

