La mediación es hoy más que nunca indispensable ante los conflictos que tenemos alrededor de nosotros, tanto en México como fuera de nuestro país. Los oficios —cuando éramos pequeños lo veíamos diariamente—, desde carpinteros, pasando por tapiceros y jardineros, hasta albañiles, incluían a mucha gente que vivía alrededor de nuestras casas y con la que hablábamos y platicábamos siempre buscando una mediación para llegar a un acuerdo sobre lo que nos iban a arreglar. Aunque no lo crea, recuerde usted que llegábamos a acuerdos.
Decía María Montessori que todo mundo habla de la paz, pero nadie educa para la paz. Y es cierto: educar a la gente para que tenga tolerancia y empatía para llegar a acuerdos es indispensable, porque de lo contrario enfrentamos conflictos.
Simplemente hay que ver el problema tan terrible que tenemos en Gaza, donde no se logra ningún acuerdo después de tantos años y hoy hay un abierto enfrentamiento entre judíos y palestinos.
Todos
Igualmente, en ciertos puntos de México no existe voluntad de llegar a acuerdos a través de la mediación. Lo que existe es el deseo de parar las cosas mediante las vías legales, pero no vemos que encuentren la alternativa de la mediación para frenar estos baños de sangre tan grandes en nuestro país.
Nos preocupa más la mediación cuando la gente está perdiendo sus fuentes de trabajo por no tener la autoridad la mínima posibilidad de llegar a acuerdos; y esos trabajadores en su mayoría —y sus familias— van a perder la posibilidad de cubrir sus mínimas necesidades para subsistir.
El Estado debe corregir el error que cometió —y que seguramente está cometiendo en otras partes del país— con asuntos donde los trabajadores y sus familias son lo más importante.
Todo funcionario público debe de ser mediador, incluyendo al responsable más importante.