MENTIRAS CONVINCENTES

Daniela Suárez
Columnas
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De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes.
Jules Renard

Muchos de nosotros tal vez seamos buenos para decir mentiras. Podemos decirlas de manera convincente, con argumentos que parecieran tener solidez y sobre todo con confianza y seguridad que hacen que las personas se las crean. También habemos personas que somos buenas identificando cuando alguien nos miente; quizá sea porque su tono de voz cambia o porque algo en nuestro interior nos dice a gritos que no creamos todo lo que nos dicen. Sin embargo, muchos de nosotros no somos en lo más mínimo buenos para saber cuando alguien nos miente ni sabemos por qué.

Algunos estudios sugieren que simplemente habemos personas que somos más convincentes a la hora de mentir, pero la sicóloga Sarah Volz y sus colegas en la Universidad Kassel decidieron realizar un estudio justamente para tratar de desenmarañar los efectos de la mentira y del mentiroso y probar que no necesariamente únicamente algunas personas son buenas para engañar.

Para este estudio Volz y sus colegas reanalizaron data que habían recolectado para un estudio anterior. En este estudio, el equipo de expertos creó 80 videos de distintos estudiantes y empleados de la Universidad de Miami, donde cada uno de ellos realizó cuatro afirmaciones distintas.

En la primera, cada participante habló positivamente sobre una persona que les agradaba (una verdad positiva); en el segundo video hablaron negativamente sobre una persona que les agradaba (mentira negativa); en el tercero hablaron mal sobre una persona que les caía mal (verdad negativa); y en el cuarto hablaron positivamente sobre una persona que les desagradaba (mentira positiva).

Para el nuevo estudio, el equipo dividió estos videos en sets de 16 afirmaciones para mostrarlas a distintos participantes.

Verdadero o falso

Cada set de afirmaciones contenía videos realizados por ocho hombres y ocho mujeres de distintas características demográficas. Alrededor de tres mil participantes vieron cada uno de los 16 sets de afirmaciones y por cada mensaje indicaron si pensaban que eran verdades o mentiras, además de evaluar qué tan confiados se sentían sobre su propio juicio. Los resultados indicaron que en general los participantes tuvieron juicios correctos alrededor de 51% de las veces. Básicamente fue como un volado donde se atinó únicamente a la mitad.

A la vez, los participantes mostraron un sesgo al pensar que el mensaje era real: cuando un mensaje era real lograron distinguirlo acertadamente alrededor de 71% de las veces; pero también creyeron incorrectamente que las mentiras eran verdades 69% del tiempo. De hecho, este sesgo hizo que el principal factor que determinó si los participantes acertaron en sus juicios fuera si la afirmación era verdadera o falsa, es decir, los participantes acertaron mucho más seguido con las afirmaciones verdaderas que con las falsas.

Otras características idiosincrásicas de los mensajes, más allá de si eran verdaderos o no, también influyeron en la precisión del juicio, aunque en menor medida. Con estas conclusiones los expertos encontraron poca data disponible para determinar que simplemente solo unas personas son buenas para mentir y a la vez otras se inclinaron fácilmente para creer todo lo que veían en los videos.

Y si bien este estudio es apenas un pequeño indicador para entender qué pesa más, si el mensaje o quien lo divulga, es interesante entender cómo todos nos sesgamos si queremos creer que las cosas son verdad. Y tú, ¿qué tanto mientes?