Si bien los comicios en ese país son hasta el martes 5 de noviembre, los dos más perfilados candidatos para la Presidencia de la República han comenzado a delinear —con base en la relación bilateral con nuestro país— lo que serán sus prioridades en materia de migración, políticas contra las drogas, violencia criminal y, por supuesto, comercio, así como otros asuntos relacionados con Latinoamérica, pero que por cuestiones geográficas empiezan y terminan en México.
Tanto Joseph Biden como Donald Trump comenzaron a construir lo que los especialistas en procesos electorales denominan “bases” o “voto duro”.
La semana pasada la influyente revista Time publicó una larga entrevista con Trump, que incluso es la portada del número, con el sugerente título de Trump por sí mismo.
En la publicación no queda lugar a dudas respecto de que la bandera de la migración, o mejor dicho de antimigración, será la base de sus propuestas respecto de lo que se considera el voto más conservador y racista de Estados Unidos.
Aun y con la serie de juicios en proceso Trump ha lanzado verdaderas amenazas, como la de emplear a las Fuerzas Armadas, sobre todo el Ejército de tierra (Army) para contener y en dado caso expulsar por la fuerza a los millones de migrantes que “contaminan la sangre del pueblo estadunidense”. De forma explícita se refiere a la migración mexicana.
También por lo que hace a las referencias al consumo del fentanilo, este es aprovechado para culpar a distintos gobiernos de no hacer lo que les corresponde para evitar su producción y el tráfico hacia su país. Trump, por supuesto, en consonancia con la retórica aislacionista, culpa al exterior de tener la responsabilidad en la muerte de decenas de miles de estadunidenses como consecuencia directa del consumo de la potente droga sintética. No se necesita ser un gran especialista para adelantar que, durante su segura campaña por la Casa Blanca, esa muy peligrosa retórica habrá de radicalizarse y con ello también las posibilidades de violencia generalizada, que como él mismo ha adelantado se presentará en el caso de que pierda la contienda.
Demócratas
Por su lado, Biden enfrenta en su calidad de presidente una serie de problemas que pondrán a prueba su liderazgo y su capacidad de gestión. La gravedad de las protestas estudiantiles ha derivado en buena medida de lo que el ala progresista de su partido, el Demócrata, considera como demasiadas concesiones al gobierno de Israel en la demolición de Palestina.
También los problemas derivados para la aprobación del apoyo de 60 mil 800 millones de dólares a Ucrania, que debió sortear la severa resistencia de los representantes del Partido Republicano y fue ampliamente criticado por Trump, implicó otro escenario de tensión.
Por lo que hace al tema México se dio cuenta de una conversación telefónica amable entre Biden y el presidente Andrés Manuel López Obrador para seguir coordinando acciones para el control de la migración y el respeto a los derechos humanos. Asimismo, el equipo de precampaña del titular de la Casa Blanca pidió a los medios de comunicación que, entre otros aspectos, tomaran en consideración los esfuerzos realizados por Biden en materia precisamente de migración, ante la sistemática resistencia, sobre todo de gobernadores del Partido Republicano.
Tema especial es el del consumo de drogas, pues en los últimos días de abril se lanzó la audaz propuesta de considerar a la marihuana como una droga blanda y, por lo tanto, esto llevaría a la despenalización de su producción y consumo, como de hecho ya sucede en 29 de los 50 estados de ese país.
Eso tendría un muy importante efecto en la producción de esa droga en nuestro país.