La clonación de animales, una proeza científica que parecía confinada a las páginas de la ciencia ficción, es hoy una realidad palpable y un desafío constante para la ciencia global.
Desde el nacimiento de la oveja Dolly en 1996 en Escocia —el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta—, se abrió una caja de Pandora biotecnológica que ha redefinido nuestra comprensión del desarrollo y la genética.
Este avance, logrado mediante la técnica de la Transferencia Nuclear de Células Somáticas (SCNT), no solo demostró que el destino genético de una célula puede “resetearse” (reprogramación celular), sino que también inauguró un debate mundial sobre la ética, la salud animal y el futuro de la biodiversidad.
La clonación animal es un campo donde convergen grandes potencias y objetivos ambiciosos. Países como China se han erigido como líderes, no solo al impulsar una boyante industria comercial de clonación de mascotas (perros y gatos) que opera bajo un marco legal flexible, sino también al lograr hitos de investigación, como la clonación de monos rhesus y especies en peligro como el lobo ártico. Estos avances buscan crear modelos genéticos idénticos para la investigación biomédica y ofrecer una herramienta de conservación.
En América y otras regiones, incluyendo Estados Unidos, Canadá, Argentina y Brasil, la clonación se integra principalmente en el sector ganadero. La meta es multiplicar ejemplares de alto valor genético para mejorar la producción de carne o leche; o en el caso de Argentina, para replicar caballos de polo campeones.
Sin embargo, detrás de estos logros se esconde un desafío persistente: la baja eficiencia y el sufrimiento animal. La SCNT es un proceso costoso y laborioso, con una alta tasa de fracaso embrionario. Esto plantea serias preocupaciones éticas y de bienestar animal, un factor crucial que ha llevado a regiones como la Unión Europea (UE) a prohibir la clonación de animales para la producción de alimentos. El debate se centra en sopesar los inmensos beneficios potenciales (como la conservación o los xenotrasplantes, donde cerdos genéticamente modificados y clonados podrían proveer órganos compatibles con humanos) frente a los riesgos sanitarios y éticos.

La clonación, en su esencia, nos confronta con la pregunta de hasta dónde debemos llegar para manipular la vida y cómo gestionar sus imperfecciones.
Innovación mexicana
En este panorama mundial, la ciencia mexicana marca un hito fundamental: el 14 de octubre pasado investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, anunciaron el nacimiento exitoso del primer borrego clonado sano del país.
No se trata de un logro por casualidad, sino del resultado de 13 años de arduo trabajo e indagación bajo el liderazgo del doctor José Ernesto Hernández Pichardo. Al ejecutar con éxito la sofisticada técnica de la SCNT, el equipo de la UAM demostró una capacidad técnica de élite que coloca a México en la corta lista de naciones que han dominado esta biotecnología.
El borrego clonado es mucho más que una réplica genética: es una prueba de la capacidad y dedicación científica mexicana. Este avance abre la puerta a un abanico de aplicaciones vitales para el país y la región.
Mejora genética ganadera Permite multiplicar de forma controlada y eficiente animales con rasgos genéticos superiores, elevando la productividad y la salud de los rebaños nacionales.
Conservación de especies Ofrece una herramienta poderosa para intentar el rescate de fauna mexicana en peligro de extinción.
Salud humana La tecnología de clonación sienta las bases para futuras investigaciones en biofármacos, donde animales genéticamente modificados podrían ser utilizados como “biofábricas” para producir proteínas terapéuticas que beneficien la salud humana.
El hito de la UAM es un llamado de atención sobre el potencial de la ciencia en América Latina. Demuestra que con perseverancia e inversión se pueden enfrentar y superar los desafíos genéticos más complejos. El borrego clonado es un símbolo de que México está listo para definir el futuro de su ganadería y su conservación biológica, integrándose activamente al diálogo y los desafíos de la clonación animal a nivel mundial.
Aplicaciones científicas y beneficios
La clonación de animales, principalmente a través de la técnica de SCNT, tiene varias aplicaciones.
Ganadería Permite multiplicar animales con alto valor genético para mejorar la producción y calidad de alimentos.
Investigación Los animales clonados genéticamente idénticos se utilizan como modelos de enfermedad para investigar la eficacia de medicamentos, eliminando la variabilidad de las respuestas.
Conservación Se propone como una herramienta para salvar especies en peligro de extinción o las que solo existen en cautividad, aunque es un reto complejo.
Xenotrasplantes Relacionada con la clonación y la edición génica, se trabaja en generar órganos de cerdos (modificados genéticamente) que sean compatibles para el trasplante en humanos, como el primer trasplante de corazón de cerdo editado a un humano en 2022 en EU.

