EL MILAGRO

Sergio Pérezgrovas
Columnas
MILAGRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Los milagros suceden a diario.
Son consecuencias permanentes del amor en acción.

Teresa de Calcuta


Corría el año de 1531 cuando a un indio de nombre Juan Diego, en el Cerro del Tepeyac, muy cerca de la actual CDMX, según cuenta la leyenda la virgen de Guadalupe se le apareció, pues él tenía un tío muy enfermo y le pidió que lo salvara.

Ella, quien hablaba perfectamente el náhuatl, le dijo: “Juanito, Juandieguito, el más pequeño de mis hijos; hijito mío, no te preocupes, tu tío ya está sano y no morirá”.

Juan Diego le pidió una señal que debía llevar al obispo fray Juan de Zumárraga para que le creyera, pues el pinche cura era muy incrédulo. La virgen le pidió que subiera a lo alto del cerro, donde había rosas de Castilla frescas; las tomó, las cortó y las puso en su tilma (una capa para taparse del frío) y se las llevó al obispo.

¡Cuál sería la sorpresa del curita que al tirar las rosas apareció de la nada en la manta la imagen de la virgen de Guadalupe!

Hasta aquí el relato suena a cuento. Pero hay que analizar varias cosas. El ayate realizado en fibra dura aproximadamente 20 años. La tilma, según esto, tiene más de 490 años; esto es imposible, además de que la pintura ha sido retocada varias veces, cuando uno la puede ver de cerca, ya que está protegida por un mecanismo. (El 14 de noviembre de 1921, a las 10:30 de la mañana, estalló una bomba en la vieja Basílica, causando daños a un cristo de hierro y bronce que la antecedía, doblándolo por completo).

Fue el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez el encargado de hacer la nueva sede de la virgen. Su construcción comenzó en 1974 con una capacidad para diez mil feligreses dentro de la iglesia y una banda giratoria para que la gente pueda pasar a ver la imagen.

Lo que es realmente asombroso es que en el camerino que está justo detrás de la imagen, esta por las noches se voltea para resguardarla y que no sufra daños.

Algunos presidentes o prelados pueden verla al visitar el pequeño cubículo de la virgen detrás del vidrio. Y por otro lado, lo que es un verdadero milagro es la cantidad de dinero que logran recolectar con la visita a la virgen: se calcula que anualmente son 238 millones de pesos, solo el 12 de diciembre.

Pero a lo largo del año la visitan 20 millones de personas, lo que representa millones de pesos, que se mandan al Vaticano.

En 2002, siendo Papa Juan Pablo II, canonizaron al indio San Juan Diego. Este es otro milagro, porque para poder volverlos santos se necesita comprobar por lo menos un milagro y como se le apareció la virgen varias veces, pues lo santificaron.

El ángel

En la Calzada de los Misterios se dio una balacera por un puesto entre unos comerciantes que vendían imágenes de la virgen de Guadalupe. A Tris, quien se encontraba visitando a un amigo, le tocó estar en medio de los plomazos. Tenía esa maldición de estar siempre en medio de puros problemas.

Sacó su Glock y su .38 Bulldog y en un dos por tres mató a los pistoleros de los dos bandos. En total eran cinco, pero entre los disparos que hicieron, lograron herir a un pequeño de cinco años, quien se encontraba con su mamá en la calzada.

Tris alcanzó a ver cómo la bala calibre .22 entraba por el lado derecho del pómulo, pero no vio el impacto de salida. Una vez que terminó con la lluvia de proyectiles corrió para tomar al chamaco en brazos y llevarlo, junto con su progenitora, al hospital más cercano. Logró subirlo en su coche y en menos de cinco minutos estaba en urgencias. El niño se encontraba consciente y solo tenía un pequeño rasguño en el cachete: la bala solo le rozo porque en el momento del disparo Tris alcanzó a mover al escuincle. Claro que tenía toda la cara ensangrentada, pues es una parte del cuerpo que tiene muchos vasos sanguíneos.

El doctor que los atendió limpió amorosamente la sangre para encontrar que la herida no era de gravedad. En realidad, se veía más escandalosa de lo que era. Tres puntadas fueron suficientes para que el niño estuviera en perfectas condiciones. La madre se volteó al doctor y dijo:

—Es un milagro. Si no fuera por este hombre (señalando a Tris con el dedo índice) no sé qué hubiera pasado. Es un ángel de Dios. Un milagro que estuviera ahí.

Después regresó a la escena para aclarar lo ocurrido.