MINIMANUAL DE ESCRITURA (3)

Mónica Soto Icaza
Columnas
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Me siento a escribir esta tercera entrega de mi Minimanual de escritura. Los temas por tratar esperan sentados. Ninguno levanta la mano y, sin embargo, en sus miradas se dejan ver las impaciencias; mi indecisión los fastidia, como si la última en enterarse de que los examinaré a todos, antes o después, sea yo.

Estoy a punto de soltar la pluma y cerrar con desesperación la libreta con mi papel favorito sujeto con un espiral negro, cuando escucho a Estilo proferir una maldición y decido que esa es la señal que necesitaba. Me acerco a él, seductora como le gusta. Estiro la mano para invitarlo a bailar. Él me sonríe como sabe que me gusta y juntos comenzamos una danza de letras y silencios mientras trazamos ideas en el piso inmaculado.

El estilo al escribir es como las huellas dactilares y las papilas gustativas: único en cada persona. Quizá puedes inspirarte o intentar copiar el de alguien más, no importa, a fin de cuentas el resultado siempre tendrá tu sello personal; un sello personal perfectible, que puede desarrollar mayor sensibilidad mediante la conciencia, como las huellas dactilares para las texturas y las papilas gustativas para los sabores.

Hay de estilos a estilos y el reto al quererte dedicar a escribir es encontrar el tuyo, ese que te caracterice, que te diferencie, que provoque la lealtad de tus lectores y sea como el guiño que te respondes frente al espejo al mirarte en aquellos días cuando te sientes una supermodelo o el hombre más guapo sobre la faz de la tierra.

En su famoso Discurso sobre el estilo, texto que escribió y pronunció Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, el 25 de agosto de 1753, día en que fue recibido como miembro de la Academia francesa, el autor explica: “El estilo no es sino el orden y el movimiento que se pone en los pensamientos”. El desarrollo del estilo requiere del esfuerzo intelectual para poner en orden las ideas, las historias y las anécdotas a narrar, diferenciar cuáles son “estériles” y cuáles “fecundas”.

Materia prima

Para desarrollar tu propio estilo necesitas leer mucho, escuchar música, conversar con todo tipo de personas, atender a conferencias, ver videos de especialistas en diversos temas, documentales, películas, observar tu entorno y entornos ajenos y a las personas que transitan por ellos, poner atención a conversaciones de desconocidos (los escritores somos apasionados del chisme, se sabe), probar comida típica y comida exótica (aplica también para la bebida), vivir con los sentidos bien despiertos para percibir el mundo a detalle, esos detalles que luego se manifestarán en tus textos (lo pongo en voz pasiva porque se van a manifestar, aun en contra de tu voluntad).

En pocas palabras, para escribir con tu estilo primero necesitas alimentar tu marco de referencia personal, ese sitio virtual que habita en tu cabeza y en la memoria de tu cuerpo y constituye la materia prima de tus creaciones. Como en toda manufactura, mientras mejor sea la calidad de los insumos, mejor será la obra final; mientras más diversa sea tu línea de productos, tendrás mayores posibilidades de expansión. Después sigue escribir, escribir y escribir hasta sentir que tus letras en el papel son el reflejo de las letras en tu mundo de las ideas.

Estilo de pronto me pisa; ante mi reclamo, dice que ya se cansó de bailar por hoy y necesita platicar un rato con la mano que teclea el manual y es como su terapeuta, ese que le ayuda a explicarse.

Aunque insisto, no logro convencerlo de permanecer conmigo, pero me promete seguir bailando en 15 días en esta misma página de la revista Vértigo.