MINIMANUAL DE ESCRITURA (8)

“Todo aquello que te provea de experiencia, emoción, sorpresa…”

Mónica Soto Icaza
Columnas
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Los seres humanos somos seres de historias, de interpretación, de belleza; somos seres de morbo, de vicios, de implosión; seres de chisme. Por eso la literatura nos fascina: la literatura acicala a lo terrible y emperifolla a la hermosura.

La literatura no se encuentra nada más en los libros. También habita en las pantallas en forma de películas, series, programas de televisión, incluso en los noticieros. La encontramos en las revistas, en las redes sociales, en los blogs, los podcasts, en la radio; en la narrativa cotidiana que busca la inmortalidad o la supervivencia; en las obsesiones de quienes nos dedicamos a contarla y no tenemos más remedio que zambullirnos por igual en la sordidez, que en el encanto de la realidad.

Entiendo que “realidad” es una palabra inmensa donde caben infinitas intensidades y yo siempre insisto en explicar, describir y detallar en vez de solo nombrar. Por eso hoy quise escribir acerca de las fuentes de las historias. Hay muchas más, dependiendo de tu creatividad. Aquí las mías.

1. Tu propia vida. La propia vida tiene las anécdotas que tenemos más a la mano. Y no nada más las anécdotas, sino la atmósfera donde sucedieron, las emociones provocadas, las múltiples consecuencias y hasta las características físicas y sicológicas de los personajes involucrados. El reto de escribir tu historia es que a veces cuesta trabajo distanciarse de lo doloroso o lo demasiado feliz para contarlo de manera seductora. También lo complicado es que quienes nos acompañaron a vivirlo pueden sentirse ofendidos o lastimados con nuestra manera de decirlo, lo que puede ser un precio demasiado alto a pagar.

2. La vida de alguien que conoces. Sucede algo parecido con el punto anterior, con la diferencia de que necesitas pedir autorización para conocer qué tanto puedes inventar, ajustar, etcétera. Corres el riesgo de que al protagonista no le guste tu manera de tratar su vida y haya algunos embrollos. En este caso te recomiendo firmar un acuerdo en el que esa persona y tú pacten sus condiciones. La claridad es la mejor forma de evitar dolores de cabeza.

Inspiración ajena

3. Las noticias. Esta puede ser también fuente de historias secundarias, punto de partida de ideas, indignación para usar la literatura como denuncia, etcétera. Es básico que consultes diarios y noticiarios de distintos cortes e ideologías para que tu panorama crezca.

4. Libros, ya sean de ficción o no ficción. Como nunca leemos el mismo libro que nadie, aunque leamos el mismo libro, e incluso en diferentes épocas de la vida la percepción cambia, los libros son útiles herramientas para absorber la inspiración ajena y hacer algo propio con la sabiduría de otros. Pueden ser de ficción o no ficción. Recomiendo acercarse a autores desconocidos para ti y a temas que te sean extraños. Seguro te asombras con lo que encontrarás.

5. Conferencias, ya sean presenciales o en línea, podcasts, programas de entrevistas, cursos, presentaciones de libros, espectáculos como obras de teatro, museos, conciertos, todo aquello que te provea de experiencia, emoción, sorpresa y estimule tu mente para crear algo inesperado.

6. Ir a cafeterías, restaurantes, parques, aeropuertos, lugares donde se congrega la gente con sus montones de conflictos por resolver, experiencias, peleas, conversaciones cómodas e incómodas. Si te sientas el suficiente tiempo por donde pasan muchas personas te garantizo que saldrás de ahí con más de un plan y que quizá lo difícil será cuál elegir.

¿De qué otras fuentes has encontrado tus relatos?