EL MODELO T

Sergio Pérezgrovas
Columnas
MODELO T

El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia.

Henry Ford


Los padres de Henry Ford tenían ascendencia inglesa: William Ford y Mary Litogot, quienes vivieron en Irlanda y luego emigraron a América. Eran pobres y Henry nació en una granja en un pueblo rural al oeste de Detroit el 30 de julio de 1863.

¿Pero qué hizo este hombre además de cambiar el rumbo de los automóviles en todo el mundo? Trabajó primero en la compañía Westinghouse, dando servicio a las máquinas de vapor. Fue ingeniero para Edison, con 161 patentes registradas, casi todas relacionadas con los automóviles, y fue el propietario de Ford.

Cuando construyó su famoso modelo T, que apareció en el mercado el 1 de octubre de 1908, hizo grandes aportaciones. Lo primero fue colocar el volante del lado izquierdo, y después las demás compañías estadunidenses copiaron esta innovación.

La transmisión y el motor estaban cerrados, utilizaba cuatro cilindros y la suspensión funcionaba con dos muelles.

Tenía un costo inicial de 850 dólares, pero además de usar la cadena de ensamblaje (aunque la idea fue de los empleados de Clarence Avery), para 1914 el precio del auto bajó a 360 dólares. Comenzó a pagar cinco dólares por jornada, más del doble de lo que pagaban sus competidores. Instauró la jornada de ocho horas y de cinco días a la semana, lo cual para la época era un escándalo. No creía en los sindicatos.

Casi todos sus coches eran negros porque se secaban más rápido. Para 1927 produjo 15 millones siete mil 34 unidades, un récord que permaneció durante 45 años.

En 1918, siendo presidente Woodrow Wilson, Henry Ford se presentó como representante en las elecciones por el estado de Michigan por el Partido Demócrata. Fue un ferviente antisemita y compró el periódico The Dearborn Independent, donde publicaba sus ideas. Se dice que Hitler era su admirador y que el dictador tenía en la cabecera de su cama una fotografía de Ford. Además, se afirma que en su libro Mein Kampf (“Mi lucha”) hay conceptos tomados de las ideas de Ford respecto de los judíos. Se rumora que Hitler pidió a los ingenieros de autos que diseñaran un carro con las características de Ford y así nació el Volkswagen, conocido como “el carro del pueblo”.

Para 1938 el cónsul alemán en Cleveland le otorgó a Ford la medalla de la gran cruz de la Orden del Águila Alemana, la presea más alta que se le podía otorgar a un extranjero.

Asimismo, fue impulsor de las carreras y ayudó en la construcción de la famosa carrera de las 500 millas de Indianápolis. Tuvo un hijo llamado Edsel, con quien creó la Fundación Ford, destinada a promover el bienestar de la gente.

Edsel murió de cáncer. Años antes tanto él como su padre incursionaron en el negocio de la aviación, construyendo motores Liberty para la Primera Guerra Mundial, y posteriormente, el avión llamado Tin Goose, un trimotor similar al Fokker. Todavía se pueden encontrar en circulación algunos aviones trimotor.

Después de la muerte de su hijo en 1943, a la edad de 80 años, Ford asumió la presidencia de la compañía que años antes le había dejado a Edsel. Aunque siempre tuvo el control de facto, en ese momento la empresa comenzó a declinar, perdiendo diez millones de dólares. Al fallar su salud, dejó la empresa a su nieto Henry Ford II en septiembre de 1945. Murió de un derrame cerebral en Fair Lane y fue enterrado en el cementerio de Ford en Detroit.

La réplica

En la colonia Del Valle, en la calle Martín Mendalde, había una carcachita hechiza con forma del modelo T creado por Ford a principios del siglo XX. Esta réplica fue realizada por Martín Vaca en los talleres de Guadalajara, utilizando como carro donante una camioneta Pick-up de última generación. El carro jalaba bastante bien.

Sus propietarios eran una banda de maleantes que lo usaban para cometer asaltos en la colonia. Y querían ser famosos. En una ocasión, durante uno de sus asaltos, mataron a una trabajadora del hogar cuando intentó impedir el robo. El conductor, de nombre Jorge Valdovinos, la atropelló, metió reversa y la remató. Las cámaras de seguridad captaron claramente el asalto, la fuga y, lo que es aún peor, el atropellamiento.

Tris, quien sabía que esas cámaras tenían un punto ciego, esperó pacientemente al asesino. Lo siguió durante un tiempo; dio con la carcachita; y luego, en la misma calle donde guardaban el carro, lo embistió de frente con su auto y luego lo remató, tal como Valdovinos lo había hecho en noches anteriores. La llanta pasó por encima del cráneo del criminal, haciéndolo añicos y botándole los ojos. El cuerpo quedó tirado, irreconocible.