Nunca te quejes de lo que en todo momento está en tu poder para liberarte.
Adam Smith (1723-1790)
Trasladar fábricas o la producción de mercancías cerca de los consumidores o de los puntos de distribución, llamado nearshoring, es la apuesta de analistas, empresarios y del gobierno mexicano.
Para trasladar esos centros productivos se necesita cercanía, lo que tiene el país, pero fundamentalmente vías de comunicación óptimas (carreteras, puertos y aeropuertos), salarios bajos y una postura amigable de los gobernantes; que se comprometan a respetar los acuerdos y el Estado de Derecho.
Definitivamente, el país está en una posición estratégica benévola a comparación de otras naciones. Por ello el nearshoring se convirtió desde el año pasado en la principal tendencia comercial (que no es nueva), por lo que gana terreno en la toma de decisiones ejecutivas en las empresas.
México se encuentra compartiendo frontera con el estómago más grande del planeta: Estados Unidos; y, en menor medida, con Canadá. Y el TMEC es la herramienta fundamental para impulsar las inversiones en el país, por lo que algunos funcionarios de la 4T promueven las bondades de la cercanía con el rico vecino del norte, a quien se le puede vender de todo.
El país necesita promover con mayor ahínco las bondades que ofrece para la optimización y reducción de costos en las operaciones de las compañías trasnacionales. Además, debe crear estructuras legislativas que fomenten la generación de empleos y el desarrollo económico de todos los mexicanos. El objetivo es que esos corporativos trasladen sus plantas de producción.
De lograr atraer esos capitales, que se quedarían en el país por años, el gobierno podría romper el récord de 35 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED) que obtuvo al cierre de 2022.
México, además de la cercanía con Estados Unidos, cuenta con tratados comerciales con un gran número de socios, así como mano de obra muy barata a comparación de otras naciones del continente.
El nearshoring no es la panacea, pero se convierte en una herramienta de desarrollo para nuestra economía. Para ello se necesita invertir en promover esas bondades que convierten al comercio internacional en un ganar-ganar.
Garantías
Los programas sociales se convertirán en la bandera con la que jugarán todos los partidos políticos para las elecciones monumentales que se disputarán el 2 de junio de 2024. Lo único que queda claro es que el centro del debate no es la supervivencia de los programas, sino el incremento de los mismos. Así, Morena, de Mario Delgado, buscará que dichos programas se mantengan en esos niveles para darle un margen de maniobra, en caso de ganar los comicios, al próximo presidente. Se acaba dicho margen. Por ello quien llegue a la Presidencia, sea del partido que sea, necesitará que el Congreso le ofrezca garantías de uso de los recursos para el desarrollo del país. La oposición, formada por el PRI, de Alejandro Moreno; PAN, de Marko Cortés; y PRD, de Jesús Zambrano, se verá en apuros para ofrecer en ese renglón. No será fácil mejorar lo que existe, pero jamás se atreverían a quitar los programas, que representan únicamente votos.
Dinero Muchos se preguntan qué motivó la caída de las acciones de empresas del sector alimentos en los mercados bursátiles. Esto es simple: para Bimbo, Maseca y Minsa, entre otras empresas, el incremento de los precios de los granos causó que sus costos de producción también se incrementaran. Por ejemplo, Bimbo, de Daniel Servitje, con presencia en 34 países, tuvo una merma de capitalización bursátil de casi cuatro mil millones de pesos.
Responsabilidad Social y Gobernanza En 2023 Fundación Sempra Infraestructura, bajo el liderazgo de Tania Ortiz Mena, fortalece su compromiso social a fin de impulsar la educación e investigación en energía y medio ambiente a través de becas y proyectos de investigación para la transición energética. Además, busca fortalecer la seguridad energética comunitaria en el país mediante la electrificación con energías limpias en casas hogar y centros de atención a grupos vulnerables.