NI UN EXTREMO NI EL OTRO

“No es momento de satanizar el proyecto del nuevo técnico”.

Cristopher Rivera
Columnas
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La selección mexicana de futbol está a nada de debutar en la Nations League, un torneo que al final servirá para que nuestro representativo nacional comience de manera oficial un nuevo proceso bajo el mando del entrenador argentino Diego Cocca.

Conocemos desde hace varios días, en términos generales, la primera convocatoria para hacer frente a los compromisos que se avecinan. Más allá de si sobra o no algún jugador, es una lista de seleccionados que para mí luce congruente.

Lo que está lejos de la congruencia es que luego de la primera convocatoria algunos se atrevan a etiquetar de manera tan prematura el proceso de Cocca al frente de la selección, y esto sin haber disputado un solo partido.

Luego de ese primer llamado de jugadores me tocó leer encabezados como: “Más de lo mismo”, “El mismo tango”, “Dónde está el cambio”, “Otra vez la misma cantaleta”, “Todo seguirá igual”, etcétera.

Si bien Cocca llegó a la selección mexicana en medio de una fuerte polémica, sí creo que al tipo lo deberían dejar siquiera disputar su primer partido antes de calificar —o descalificar— su curso. Y no es que lo quiera defender, pero también seamos honestos: al futbol mexicano no le sobra talento como para andar llamado a jugadores noveles a la selección.

Por eso la última convocatoria luce casi idéntica a lo que el anterior técnico normalmente consideraba, pero no por eso tenemos derecho de asegurar que se tropezó casi con la misma piedra.

Considero que el cambio sustancial de la selección no se debe valorar a partir de una convocatoria, sino a partir de lo que desarrolle en la cancha el equipo nacional mexicano bajo un nuevo cuerpo técnico.

Es ahí donde se espera un contraste respecto del proceso anterior. Las formas nos dictarán si parece más de lo mismo; el esquema táctico nos dará una señal de si será la misma cantaleta o no; pero, insisto: todo eso se tiene que valorar luego de lo practicado en el rectángulo verde.

Así, de botepronto, creo que la selección mexicana seguirá teniendo muchas dificultades para convencer al entorno del futbol, precisamente por la falta de un cambio generacional. Pero eso no me da derecho a reprobar un diseño de las cosas antes de tiempo. No es mi estilo y nunca lo será.

Tampoco los aplausos

Aplaudirle a la selección mexicana previo al primer pase normalmente resulta peligroso y bastante irresponsable desde el micrófono, pero este es un fenómeno normal que no es ajeno a la actualidad.

Como le decía, si bien no es momento de satanizar el proyecto de Diego Cocca, tampoco lo es para echarle flores solo porque está presente en los entrenamientos de los equipos; o porque está en los partidos de futbol; o porque tiene pláticas con entrenadores de los clubes. Caramba, pues si esa es su chamba, es su obligación y eso no lo convierte ya en un buen técnico del combinado nacional mexicano.

Vámonos con calma. Ya veremos si todas esas visitas que ha hecho Cocca a los clubes, estadios y otros recintos le ayudan a que el funcionamiento de la selección sea otro y lo suficientemente competitivo. Por ejemplo, esa dinámica de estar presente aquí y allá no le ayudó a Juan Carlos Osorio cuando estuvo al frente del Tri.

Pero regreso al punto: no canten victoria, ni tampoco decreten el fracaso antes del silbatazo inicial.

Dato El primer partido de la selección mexicana bajo el mando de Cocca será el próximo jueves 23 ante Surinam en el marco de la Nations League.