UNA NUEVA MATANZA

Sergio Sarmiento
Columnas
MATANZA

Al menos 17 cuerpos quedaron atrás el 20 de febrero después de lo que se describió como un enfrentamiento violento en San Miguel Totolapan, Guerrero. Según informes periodísticos 16 pertenecían a integrantes de la Familia Michoacana y uno era miembro de Los Tlacos, otra banda criminal. Estos dos grupos han venido disputándose la región de Tierra Caliente en Guerrero.

Los cuerpos de los miembros de la Familia Michoacana fueron quemados, como se aprecia en un video que se volvió viral en redes sociales. Un día después, otros cinco cuerpos calcinados fueron encontrados cerca del lugar del enfrentamiento.

Ante la impotencia de la Federación y del gobierno del estado un grupo de cuatro obispos había tratado unos días antes de pactar una tregua con los líderes de las dos organizaciones, pero fue imposible. Las dos quieren controlar “el territorio” para todos sus negocios, desde el narcotráfico hasta la extorsión y el derecho de piso.

El presidente López Obrador ha aceptado el intento de mediación de los obispos. “Siempre los sacerdotes, pastores, integrantes de todas las iglesias participan, ayudan en la pacificación del país. Lo veo muy bien. Creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz. Desde luego, la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad es del Estado. Eso debe quedar muy claro”, dijo el 15 de febrero. Sin embargo, ni el gobierno estatal, ni el federal, ni los obispos han logrado la paz.

El senador morenista Félix Salgado Macedonio, a quien algunos consideran el verdadero poder en Guerrero, rechaza la intermediación de los obispos y afirma que su hija, “la gobernadora Evelyn Salgado, está haciendo su trabajo: todos los días se reúne con la junta de seguridad, con el gabinete de seguridad, todos los días… Ellos son los que están dando cuenta de la situación del estado y del país”.

Es un argumento similar al que utiliza el presidente López Obrador en la mañanera: como todos los días se reúne con su gabinete de seguridad, la violencia debe estar disminuyendo. Solo que el estado y el país tienen otros datos. Los problemas no se arreglan porque haya muchas juntas de políticos para estudiarlos.

En este caso los muertos son, al parecer, todos miembros del crimen organizado. Pero no son así las cosas habitualmente. Además de la violencia en Tierra Caliente, los habitantes de Taxco y la región de Chilpancingo han tenido que soportar violencia y cobros de piso desde hace años.

Coincido con el presidente. El Estado tiene la responsabilidad de poner fin a esta inseguridad, pero esto no se logra con juntas burocráticas sino con una acción decidida para capturar a los criminales o abatirlos. Quizá los delincuentes tienen derechos humanos, como dice el presidente, pero los habitantes de Guerrero tienen también derecho a vivir en paz.

Imágenes

Estamos ya acostumbrados a leer y escuchar reportes sobre la violencia en Guerrero y otros lugares, pero las víctimas se han convertido en simples estadísticas en un país que sufre de violencia endémica. En esta ocasión, sin embargo, los videos en redes sociales mostraron la realidad terrible de la violencia. Por eso hay que resistir los esfuerzos de gobiernos y moralistas que quieren impedir la distribución de estas imágenes violentas. Ocultar la gravedad de la violencia solo ayuda a los violentos. Solo quien ve la descarnada realidad entenderá que la situación que están sufriendo Guerrero y otros estados del país no puede continuar.