EL NUEVO 11 DE SEPTIEMBRE

“El conflicto requiere una perspectiva que abarque dimensiones políticas, económicas y humanitarias”.

Lucy Bravo
Columnas
ISRAEL 11 DE SEPTIEMBRE

El sábado 7 de octubre pasará a la historia como el 11 de septiembre de Israel. La pregunta obligada es: ¿Israel cometerá los mismos errores que Estados Unidos? En 2003, en las primeras semanas de la invasión estadunidense de Irak, el general David Petraeus preguntó: “¿Díganme cómo termina esto?” La administración de George W. Bush se fue a la guerra sin una respuesta clara a esa pregunta fundamental, sin una visión realista de cómo se iba a gobernar Irak después del derrocamiento de Saddam Hussein. El resto es historia.

En los últimos años, el conflicto árabe-israelí ha experimentado una peligrosa escalada y los recientes ataques de Hamás en suelo israelí sirvieron como un sombrío recordatorio de las tensiones actuales en la región. Estos acontecimientos arrojan luz sobre el fracaso de la política de Gaza y la urgente necesidad de un enfoque renovado para abordar las cuestiones subyacentes que atormentan sin parar a este rincón del mundo.

Hamás, una organización militante palestina, ha lanzado repetidamente ataques terroristas contra Israel, provocando pérdida de vidas y destrucción en ambos lados. Si bien estas acciones son condenables, es esencial reconocer que no ocurren en el vacío. La situación en Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, ha sido terrible durante años, con una crisis humanitaria desarrollándose bajo el peso del aislamiento político y económico.

Lecciones clave

La incapacidad de la comunidad internacional para abordar las causas profundas del conflicto, sumada a la incapacidad de lograr una solución duradera, ha permitido que la situación se agrave. Esta crisis actual apunta a la insuficiencia del marco político actual, que no ha logrado abordar las necesidades y aspiraciones del pueblo de Gaza y de la población palestina en general.

Una de las lecciones clave de estos recientes acontecimientos es la necesidad urgente de un enfoque integral y multilateral para la paz y la estabilidad en la región. Las meras condenas y los altos el fuego de corta duración son insuficientes. El conflicto árabe-israelí no puede resolverse únicamente por medios militares. Requiere una perspectiva más amplia que abarque dimensiones políticas, económicas y humanitarias.

La comunidad internacional debería trabajar para empoderar las voces moderadas dentro de los territorios palestinos y apoyar el desarrollo económico en Gaza. La estabilidad económica puede ayudar a abordar la desesperación que a menudo alimenta el extremismo. Israel también debe estar abierto al diálogo constructivo y al compromiso, ya que una solución militar por sí sola no conducirá a una paz duradera.

Además, la escalada del conflicto subraya la necesidad de colaborar con socios regionales, como Egipto y Jordania, que han desempeñado papeles constructivos en esfuerzos de paz anteriores. El conflicto árabe-israelí no es un caso aislado; está entrelazado con una dinámica regional más amplia. Al involucrar a estas partes interesadas, hay mayores posibilidades de crear un entorno propicio para las conversaciones de paz.

La situación actual en Gaza es un testimonio del fracaso de las políticas actuales y nos recuerda que se necesita una reevaluación fundamental. Lo mejor para todas las partes involucradas es reconocer que una solución sostenible requiere un alejamiento del statu quo y la realización de esfuerzos integrales de consolidación de la paz. Las consecuencias de no hacerlo son muy claras: mayor escalada y sufrimiento en la región.