LARGOS PERDONES

Pedir perdón
Columnas
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El hombre crece cuando se arrodilla.

Alessandro Manzoni

Pedir perdón cuando es necesario es un acto que requiere no solo mucha reflexión sino también humildad y valentía. Y tal vez para pedir perdón hasta es necesario haber perdonado antes, aunque sea un par de veces.

Pedir perdón también requiere de talento, porque las palabras no siempre se traducen con sinceridad o bien los discursos no siempre son percibidos por el receptor como quisiéramos.

Y es justo por eso que Shiri Lev-Ari, sicóloga y especialista en el lenguaje, se dio a la tarea de entender por qué unos perdones suenan más sinceros que otros.

La experta se preguntaba si una disculpa que cuesta pronunciar más porque requiere más esfuerzo puede ser también mejor recibida. Y de acuerdo con el artículo publicado en el British Journal of Psychology, de hecho, sí se requiere un mayor esfuerzo físico para pronunciar una palabra más larga y un mayor esfuerzo cognitivo para sacar de la memoria una palabra de uso menos frecuente y común: un perdón que cuesta más sí es mejor recibido.

Para llegar a esta conclusión el equipo de investigación realizó dos estudios. En el primero los investigadores identificaron 50 disculpas presentadas en las redes sociales, la mitad emitidas por personas famosas y la otra mitad por usuarios normales. También identificaron diez declaraciones normales que no eran disculpas y que habían sido publicadas por cada uno de los que pedían disculpas.

Cuando Lev-Ari analizó todos los mensajes descubrió que las disculpas contenían palabras más largas que las que no lo eran. Y esta diferencia era pequeña debido a que las palabras de las disculpas eran en promedio solo una letra más larga. Sin embargo, también observó que los mensajes en los que se pedía perdón eran mucho más largos que los demás. “Esta diferencia en la longitud total también indica potencialmente un esfuerzo por parte de los que se disculpan”, comentó.

Concordancia

En el segundo estudio 49 adultos del Reino Unido leyeron grupos de tres variaciones de la misma frase donde se pedía perdón. Una versión contenía palabras cortas y comunes, otra tenía palabras cortas y de uso menos común, y una tercera contenía palabras más largas y de uso poco común. Por ejemplo: “Ahora sé que bromear sobre esto es de mala educación”; “Ahora percibo que bromear sobre estos temas es de muy mala educación”; y “Ahora me he percatado de que bromear sobre estos tópicos cae en un espacio de mal gusto y es extremadamente de mala educación”.

En cada prueba los participantes identificaron las frases que consideraban como mejores para pedir perdón y las que parecían que sonaban menos sinceras. Al parecer, los resultados del primer estudio coincidieron con los resultados del segundo estudio.

Es decir, la autora descubrió que las frases que contenían palabras más largas se consideraban más apologéticas. De nuevo, la frecuencia de las palabras no tuvo un efecto independiente. Y cabe mencionar que este estudio únicamente incluyó las disculpas escritas; según la autora, otras investigaciones podrían revelar si las disculpas verbales, en lugar de escritas, y que contuvieran palabras más largas también se perciben como más sinceras o si la formalidad de una palabra o frase es importante.

De acuerdo con el equipo de investigación las palabras más utilizadas también tienden a ser más cortas y las más formales (y esto significa que también podrían indicar que el orador se toma un asunto más en serio) tienden a ser más largas.

También la autora menciona que sería interesante saber si las personas que quizá no utilizan de forma natural palabras más largas al disculparse podrían beneficiarse al comenzar a hacerlo.

Y si bien este primer estudio es apenas un comienzo, por lo menos abre la posibilidad para que la siguiente vez en lugar de decir solamente “lo siento mucho”, mejor digamos “lo siento muchísimo” y quizá nos perciban como más sinceros.

Y tú, ¿cómo te disculpas?

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