LA PERMANENTE CARRERA ESPACIAL

“La inversión en ciencia y tecnología es sustancial”.

Javier Oliva Posada
Columnas
CARRERA ESPACIAL

La nave Chandrayaan-3 de India logró la hazaña de posarse en la superficie de la Luna el miércoles 23, siendo a su vez la primera potencia en posicionarse en el polo sur del satélite. El módulo de alunizaje Vikram (“valor” en sánscrito) implica un paso sustancial no solo, y desde luego, para India, sino para la constante búsqueda de opciones de desarrollo para la tecnología que permita mejores expectativas de vida ante las evidencias de agotamiento de los recursos (por el abuso irracional) de la Tierra.

Pero también se trata de un movimiento fundamental en el exclusivo grupo de países que han logrado consolidar la proyección de sus intereses nacionales mediante la colocación de su prestigio e identidad.

La Unión Soviética, Estados Unidos y China habían mantenido el monopolio de los alunizajes. Ahora con la presencia de India, y tal como sucede en nuestro planeta, la diversidad de opciones y proyectos traerá consigo una sana y a la vez riesgosa carrera por el control de los recursos disponibles en el espacio sideral y otros cuerpos celestes.

Recordemos que tan solo días antes una misión espacial rusa fracasó en su intento de posarse en la misma zona del polo sur de la Luna, estrellándose contra la superficie de la misma.

¿Cuáles son las razones de la carrera aeroespacial? Desde luego que es una pregunta básica, pero a la vez la respuesta encierra los escenarios inmediatos en las permanentes disputas por el poder y la proyección de las capacidades que los países tienen.

Esfuerzos

Desde los inicios de la Guerra Fría, y tomando como sustancial impulso el programa de las bombas teledirigidas de la Alemania nazi (las tristemente célebres V-1 y V-2), la relevancia del espacio sideral no ha hecho más que aumentar su importancia en la proyección de escenarios cada vez más alejados de la ciencia ficción.

La transmisión de los componentes de la Luna, así como de los materiales que se encuentran en el espacio, están en camino de utilizarse con distintos fines para el bienestar y productividad de la humanidad. O al menos esas son las intenciones que se manifiestan por parte de los gobernantes y equipos de científicos; sin embargo, también los planes y proyectos militares acompañan —cuando no guían— la elaboración de la ruta que conduzca a la consolidación de las capacidades de influencia de sus respectivos países. En este sentido, la inversión en ciencia y tecnología es sustancial para alcanzar dichas metas, a la vez que evidencia la percepción/perspectiva de la clase gobernante.

En México existe una casi inerte Agencia Aeroespacial. Sin recursos adecuados desde hace años, ha implicado graves costos para el desarrollo del país. La falta de una política seria, consistente y de visión ha dejado a nuestro país sin satélites y por lo tanto a expensas de otras potencias y empresas para poder transmitir y almacenar auténtica información estratégica y de muy alta sensibilidad. Hay esfuerzos institucionales, sí, pero son más resultado del empeño y compromiso de funcionarios civiles y militares conscientes de los retos de la nación que de coyunturas políticas, administrativas o en general gubernamentales.

Estados Unidos y la República Popular de China han difundido que la siguiente etapa de su programa espacial es el reconocimiento del planeta Marte. Hasta hoy solo la potencia preponderante, EU, ha logrado posicionarse en su superficie. No obstante, como sabemos, la carrera aeroespacial seguirá. Sin límite.

México, debe buscar y generar su lugar.