La inversión no es solo en dinero y tiempo, sino también en espíritu. Dejas en casa a tu familia, tu trabajo, tu cotidianidad, tu seguridad, tu certidumbre en forma de rutina y te lanzas a la búsqueda de una nueva hazaña.
No es una hazaña a ciegas, tienes 24 años en la industria del libro, has visitado decenas de ferias desde hace 18, las más grandes y las más chicas, las más importantes y las menos relevantes, las más artísticas y las más enfocadas en los negocios; no puedes pecar de ingenua, aunque vas con la esperanza de que la vida te sorprenda. Y la vida te sorprende con ganas.
Tomé la decisión de aventurarme a la feria de libro más grande para los negocios editoriales en el mundo, la Frankfurter Buchmesse, confieso, porque necesitaba probarme a mí misma si alucinaba mi autoconfianza como autora y emprendedora editorial (que no solo escribe, edita, publica, promueve y vende sus propios libros, sino que creó un concepto y una marca alrededor del erotismo, el poder y la libertad) y si el trabajo, el esfuerzo, los sacrificios, los desvelos, los insomnios, las ausencias, las decepciones, los retos cumplidos que parecían casi imposibles realmente valían la pena.
Sí: dudé de mí y dejé que voces chismosas, de mirada llena de envidia, de ignorancia a veces disfrazada de envidia, se metieran a mi cabeza; es triste, algunas de esas voces surgieron de las gargantas de gente que quiero, incluso de quienes he llamado amigos. ¿Qué satisfacción hay en sabotear sueños ajenos? No lo comprendo.
El asunto es que les hice caso, pero en vez de tirarme al drama y maldecir mi suerte, hice lo mío: ponerme al tú por tú en un escenario verdaderamente internacional, con editoriales de 131 países; ser una entre cuatro mil 350 expositores y 118 mil visitantes de negocios durante cinco días en el stand más pequeño y en el hall menos transitado, el de las editoriales latinoamericanas. Con la agravante, además, de ser la única expositora mexicana con una propuesta editorial.
Sólida realidad
Hoy agradezco por haber escuchado sus palabras: no nada más reafirmé que voy por buen camino, sino que es mejor y más poderoso de lo que pensaba. Es increíble lo que puede hacer que te miren sin prejuicios, sin saber nada de ti, sin conocer esos chismes venenosos de los incrédulos que se sienten más a gusto consigo mismos y su falta de coraje para luchar por lo que quieren cuando denuestan el trabajo exitoso y brillante de los demás.
Hoy agradezco por haber dudado y, entonces, haber buscado respuestas, porque las encontré en la mirada de asombro de editores, agentes y lectores de diversos países, como Portugal, Inglaterra, Filipinas, Alemania, China, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, quienes hicieron eco de mi propuesta y me abrieron posibilidades que unos meses antes me parecían impensables.
Estar en una feria como Frankfurt te regala, como escritor, un invaluable ajuste del ego. La realidad es que la literatura mexicana no le interesa a casi nadie... ni a los mismos mexicanos, lo que lejos de desanimarme, me impulsa a seguir defendiendo la identidad que me ha hecho un caso único y en Frankfurt tuve la oportunidad de reafirmar: para la literatura y el deseo no existen las nacionalidades ni las fronteras.
En este mundo hace falta gente que dé la vida por lo que quiere, no como una imposición, sino convencida de que sus proyectos valen la pena. Yo soy una de ellas. Por eso, del 15 al 19 de octubre de 2025 en el stand 5.0 B119 aprendí que Por una vida sexy, “For A Sexy Life”, tiene mucho camino por delante, y que ese camino no es una fantasía mía, sino una sólida realidad llena de puertas abiertas. Estoy lista para cruzar los umbrales.

