PROFESIONALIZAR LA AUTOPUBLICACION (7)

Autopublicación
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Entrar a una librería y ver tu libro exhibido es uno de los grandes sueños del escritor. Se siente como la culminación del esfuerzo, la victoria de la tolerancia a la frustración, el desafío triunfante sobre las dudas: te hace sentir parte del olimpo de los creadores que consiguieron que sus letras se esparcieran por el mundo como polen que hace germinar vida hasta en lugares inesperados.

El problema —y aquí es donde sucede que el polen, en vez de caer en planta fértil, se queda atrapado en una coladera o una trampa de concreto— es que la mayoría de los libros autopublicados jamás llegarán a los estantes, por lo menos a los de las librerías más famosas e influyentes.

Lo más difícil de hacer un libro no es el proceso de escritura, ni la edición, ni los trámites burocráticos alrededor de él, sino poner los ejemplares en manos de los lectores, colocarlos en sitios donde eso sea posible.

Las librerías trabajan a consignación: te hacen un pedido, lo entregas, lo exhiben, después de unos meses te devuelven lo que no vendieron y te pagan lo que sí. Cabe aclarar que esa es la versión abreviada: entre el momento de la entrega y el de volver a ver dinero pueden pasar meses, desde seis, hasta más de un año; además, manejan créditos de 30, 60 o 90 días.

En el caso de Amazon, por ejemplo, a veces la cuota que pagas para poder vender con ellos termina ahogándote y sale más caro tenerlos ahí. Sin embargo, sigue siendo la opción más viable, una que depende de ti. Hay también portales como Buscalibre, excelente opción.

Claves

Hay dos conceptos a conocer para que al ponerte en contacto con las librerías comprendas de qué te están hablando:

1. Precio de venta al público (PVP). Como su nombre lo indica, es el precio que pagarán tus lectores por adquirir tus letras y también el precio base para tu negociación con los puntos de venta, ya sean físicos o digitales.

2. Descuento. Es el porcentaje sobre el PVP que ganará la librería. En la mayoría de los casos es de 50%, aunque a veces puede ser 40%. Menos de 35% es casi imposible.

Para vender en librerías te recomiendo ir a alguna sucursal y preguntar por la persona de compras; algunas te harán caso, otras no, pero si mandas correos electrónicos pueden perderse entre tanta información y es muy posible que jamás te llegue la respuesta. Como en todo el proceso editorial, es cuestión de paciencia, de irte dando a conocer. Y algo importante a considerar: es más plausible que te hagan proveedor si llegas con una línea de productos, que si llegas con un libro aislado.

Con esta entrega me despido de la serie Profesionalizar la autopublicación y quiero hacerlo con una reflexión. No te vayas con la finta de que ciertos libros se venden como tamales oaxaqueños en invierno porque a otros escritores les va bien con algún tema: en el mundo literario actual, tan influido por las redes sociales y tan saturado de propuestas, lo más valioso que posees es tu personalidad, por lo que copiarle el estilo a alguien suele tener pésimos resultados. Más de una vez me han dicho que para mí es fácil porque “el sexo vende”, y no. Si así fuera, todos los escritores que autopublican sus aventuras sexuales tendrían éxito, y nada más alejado de la realidad.

El proceso editorial es tan complejo, largo e implica tanto sacrificio, que más te vale hacerlo por libros que valgan el tiempo de los lectores y por historias que realmente quieras contar. Si lo haces para ganar dinero, debes saber que pasarán años antes de que realmente puedas vivir de ello.

Y ahora sí, vuelvo a la programación #PorUnaVidaSexy habitual.

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