EL PROGRAMA DE CIENCIAS DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA UNAM

“El tiempo se acabó”.

Javier Oliva Posada
Columnas
UNAM

Se trata de uno de los posgrados más importantes que ofrece la institución por lo que concierne a la viabilidad de la humanidad sobre el planeta. Desde luego que no es una exageración o un recurso retórico: justo ahora dicho programa se encuentra en revisión por parte de la comunidad de especialistas, estudiantes, otras instancias académicas y sectores productivos en general.

La visión en primera instancia multidisciplinaria y luego transdisciplinaria conduce en efecto a esa constante y provechosa interacción entre la comunidad universitaria y organizaciones relacionadas con la problemática de la sustentabilidad.

Ni más ni menos, la semana pasada tuvimos de manera consecutiva los dos días más calurosos en la historia de la Ciudad de México desde que se llevan las mediciones. El lunes 15 y el martes 16 pasados nos colocaron en la realidad inocultable de que el cambio climático no es un asunto de las “próximas generaciones” ni de posturas negacionistas (claramente ignorantes o por conveniencia).

A esos peligrosos y preocupantes datos debemos agregar una serie de reportajes que evidencian la próxima extinción del Lago de Pátzcuaro, así como la agudización de la escasez de agua en buena parte del territorio nacional.

Los videos que circulan ampliamente en las redes digitales de comunicación dando cuenta de las millones de toneladas que contaminan, quizá para siempre, los océanos, el derretimiento de glaciares marítimos y montañosos, así como los desplazamientos de poblaciones enteras afectadas por la elevación de los niveles de los mares implican una extraordinaria responsabilidad para las autoridades de cualquier país, empresas de todo tipo, así como una inaplazable toma de conciencia de las personas, sin distingo de edad, raza, religión, lugar de residencia, ocupación, pues a todos nos afectará para mal en nuestro estilo de vida.

Actitud

De ahí que la importante aportación que hace la UNAM —como en muchos otros campos del conocimiento y las artes— para el estudio, diseño, aplicación y evaluación de estudios, programas, políticas y en el último de los casos estrategias en materia de Ciencias de la Sustentabilidad la deben los ámbitos de gobierno (a propósito de los comicios del 2 de junio) tomar muy en serio y en consideración, ya sea en propuestas programáticas como en el caso de gobiernos municipales, estatales y federal, así como para integrar las aportaciones en esta materia para las agendas legislativas. El tiempo se acabó.

Es imperioso que la clase política asuma con responsabilidad y liderazgo la conducción y aplicación de medidas orientadas por lo menos a mitigar los más graves efectos del cambio climático y garantizar la gradual recuperación de la sustentabilidad.

Se trata a todas luces de una articulación consciente respecto de los daños que por siglos ha generado el debatible concepto de desarrollo. El establecimiento de medidas de convivencia con la naturaleza y el medio ambiente de ninguna manera es un asunto de ser “buena o mala persona”: se trata de saber a ciencia cierta que sin la consideración del equilibrio de medio ambiente tarde o temprano (parece que eso ya empezó) pagaremos por igual la irresponsabilidad de las generaciones precedentes y que se suma a las nuestras.

No obstante, sin duda nosotros tenemos una mayor carga en la catástrofe que se avecina: ya sabíamos que de no actuar el calentamiento global llegaría. Y es que lo atroz de nuestra actitud es que la ciencia y la tecnología nos los advirtieron; los avances en las diversas disciplinas relacionadas con la viabilidad de la vida humana en la Tierra lo anticiparon.

De ese tamaño es la aportación de la UNAM en su programa de posgrado en Ciencias de la Sustentabilidad.