“PROTEGER A LAS MADRES Y A SUS HIJOS DE LA VIOLENCIA VICARIA”

Martha Mejía
Columnas
JENNIFER SEIFERT

Jennifer Seifert, activista y fundadora del Frente Nacional Contra Violencia Vicaria, recientemente galardonada con la iniciativa global The Rose Project, platica sobre cómo identificar y prevenir este tipo de violencia que afecta a muchas mujeres que son madres.

—¿Qué es la violencia vicaria?

—Se trata de la violencia que ejerce el hombre por sí o por interpósita persona, utilizando como medio a las hijas o hijos producto de la relación, de pareja, expareja, concubino, exconcubino, cónyuge o excónyuge para herir, violentar y controlar a la madre generando un daño sicoemocional a ella y a sus hijos. Antes, durante y después de la sustracción existe una violencia sicológica constante de parte del agresor hacia sus hijos, en contra de su madre. Estos sustraen a los niños de sus madres, amenazándolas con nunca volver a verlos, promoviendo procesos con base en simulaciones jurídicas, dilatando procesos existentes con la intención de romper el vínculo materno filial, lo cual provoca daños irreversibles, que en su máxima expresión pueden llegar a ocasionar la muerte o suicidio de la madre o de sus propios hijos.

—¿Qué avances se tienen para legislar y frenar este tipo de violencia?

—La iniciativa de ley para legislar a la violencia vicaria la empezamos en 2021. Actualmente es ley en 27 estados y se prevé en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En 16 estados ya se encuentra en el Código Penal. Hace unos meses fue aprobada a nivel federal. Y hace poco la Suprema Corte se pronunció sobre este tema estableciendo y determinando que es una violencia de género que se ejerce exclusivamente contra las mujeres a través de sus hijas e hijos.

Banderas rojas

—¿Qué hacer si, por ejemplo, un juez o alguna institución no reconoce este término?

—Es algo que estamos viendo todos los días; es muy padre tener una ley y haber trabajado en ella, pero la labor real es realmente estar tras los jueces, ministerios públicos, sicólogos, peritos, DIF… Es decir, de todas las instituciones para poder seguir educando e informándolos para que puedan ejercer realmente la ley; no nada más comprender el concepto, sino que realmente lo pongan en práctica.

También tiene mucho que ver con la perspectiva de género, destaca Seifert: “Desgraciadamente a la fecha estamos viendo que hay muchos jueces familiares o penales, fiscalías o hasta los mismos centros para la mujer que no entienden la perspectiva de género; faltan muchas cosas por hacer. En este sentido, es muy complicado explicar la violencia vicaria, porque es una violencia que ha existido toda la vida, pero por desgracia ha sido invisibilizada y minimizada: hay que seguir educando y concientizando”.

Regularmente, agrega, “cuando una mujer llega con nosotras en el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria, ya está en el punto que entendió lo que está viviendo; ya se alejó, por ejemplo, de su pareja, de una relación violenta. Pero tras este hecho debe estar consciente de que puede venir una situación más delicada. Por eso hay que seguir trabajando día a día para que las mujeres entiendan lo están viviendo y por qué.

En este sentido “cabe destacar que las banderas rojas de la violencia vicaria son muy claras. Desafortunadamente, en las etapas de enamoramiento no queremos ver estas señales o bien a lo mejor venimos de una familia violenta o donde es común para nosotros este tipo de situaciones; por esa razón cuesta ser conscientes y la llegamos incluso a normalizar”.

Finalmente, su mensaje es “decirles a todas las mujeres que de inicio hay que estar muy alertas de las personas con las que nos relacionamos, de los comentarios, de las acciones, por más mínimas que sean; entender que cualquier tipo de violencia, por muy pequeña que sea, puede escalar a una proporción que puede ser complicada”.