DESDE EL PARTIDO REPUBLICANO: RACISMO EN CAMPAÑA

“Un tema obligado a tratar en las campañas por la Presidencia”.

Javier Oliva Posada
Columnas
RACISMO EN CAMPAÑA

Me refiero a dos eventos que sin lugar a duda, y de manera explícita, refuerzan lo que se ha tratado en este espacio desde hace algunas entregas.

El primero, el multitudinario mitin de Donald Trump en New Hampshire, donde textualmente afirmó, entre otras extravagancias, que “los migrantes envenenan la sangre de Estados Unidos. Destruyen nuestros valores”. La reacción vino incluso de políticos de origen latino en el Partido Republicano, así como, era de esperar, por parte de la Casa Blanca, que fue lejos: comparó el discurso con los expresados por Adolfo Hitler. Ni más ni menos. De esa forma el aspirante presidencial por tercera ocasión prometió un estricto programa de deportaciones, amén de garantizar la imposibilidad del tránsito de migrantes, vengan de donde vengan.

El segundo fue el ampliamente difundido acuerdo firmado por el gobernador de Texas, Greg Abbott, para que por la simple apariencia de “parecer migrante” las autoridades correspondientes de ese antiguo territorio mexicano puedan deportar sin más a las personas que, a su entender, pudieran ser inmigrantes. De esa manera, sea por la forma de caminar, vestirse, hablar, comer o reunirse, podrán calificarlos como “migrantes” para que les sea solicitada la documentación correspondiente y que acrediten su estancia legal en EU. Sí, lo leyó usted bien: bastará “parecer migrante” para ser detenido, interrogado y, dado el caso, deportado.

Desafío

A lo anterior se debe sumar la decisión de varias autoridades fronterizas estadunidenses para cerrar de manera intermitente los pasos ferroviarios entre ambas naciones con el argumento de la masiva transportación ilegal de migrantes procedentes de varias partes del mundo.

Sobre todo, después de que se dio a conocer que al menos doce personas procedentes de países ajenos al continente americano habían intentado cruzar a EU portando explosivos. Aunque no se informó de la capacidad destructiva de los mismos, las llamadas “alertas migratorias” se dispararon de inmediato para sumarse a lo que bien puede denominarse ya como una notable tendencia política e ideológica que identifica a la migración, principalmente de mexicanos, más como un auténtico riesgo que como una oportunidad para el comercio y la economía de ese país.

Si bien es cierto que el presidente López Obrador descalificó e incluso anunció acciones diplomáticas contra la ley firmada por el gobernador de Texas, desafortunadamente eso no será de mucha utilidad, puesto que la xenofobia, el racismo y el supremacismo son los principales combustibles de la plataforma electoral del Partido Republicano y, por lo tanto, de sus principales líderes/candidatos, tal como es el caso de Trump.

Todo un desafío planteado ante la simultaneidad de las elecciones presidenciales en México y EU.

De ahí que de manera obligada sea un tema a tratar en las campañas por la Presidencia de la República en nuestro país: allí está el voto de los mexicanos en el exterior, pues 95% radica en el vecino país del norte.

Deberemos analizar e incluso estudiar con detenimiento lo que las dos principales candidatas a la Presidencia de la República expresen respecto de este sensible problema: en la larga carrera electoral que tienen por delante no será posible evadirlo o matizarlo. La mera retórica, o peor aún las actitudes evasivas, jugarán en contra de sus auténticas aspiraciones por llegar al Palacio Nacional, pero sobre todo para defender los derechos de los migrantes en EU, sean o no mexicanos.