REALIDAD ALTERNA

Sergio Sarmiento
Columnas
SINALOA CRIMEN

Al presidente López Obrador le gusta presentar una realidad alterna sobre lo que ocurre en el país. En distintas ocasiones, por ejemplo, ha declarado que los actos de violencia que se han registrado en las últimas semanas en Culiacán y otros lugares de Sinaloa son una simple invención de los medios de comunicación.

El 18 de septiembre declaró en su mañanera en Palacio Nacional: “La noticia acerca de Sinaloa está envuelta en una propaganda de mentiras, de sensacionalismos, de alarma para inducir miedo a la población, todo esto promovido por nuestros adversarios”.

Añadió: “Aprovecho de nuevo para decirle(s) a los ciudadanos de Sinaloa que estamos dándole seguimiento al problema, que estamos actuando de manera profesional, responsable, que hay elementos de las Fuerzas Armadas en Sinaloa que tienen como misión, que es lo más importante, primero, proteger a la población civil, a todos los ciudadanos, y segundo, evitar que se enfrenten los grupos que están en pugna”.

No es la primera vez que AMLO hace declaraciones en estas líneas. Un día antes pidió a los medios comportarse “con responsabilidad”, “que no actúen con sensacionalismo, con amarillismo, porque sí lo hacen”.

La verdad es que los medios no han hecho más que reportar lo que está sucediendo en Sinaloa, donde tan solo desde el 8 de septiembre se han registrado alrededor de 30 enfrentamientos violentos que han dejado un saldo de cuando menos 49 asesinatos y 64 desapariciones. Los habitantes de El Palmito, en el municipio de Concordia, han tenido que abandonar su comunidad ante las amenazas. Los violentos han bloqueado carreteras con camiones cuyos neumáticos han ponchado. La situación ha sido tan difícil, que el gobierno del estado suspendió la ceremonia del Grito de la Independencia y las actividades escolares.

Precaución

Lo más curioso es que Sinaloa había logrado una disminución importante en la violencia. De 54 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2017 pasó a solo 20 en 2023, según el INEGI. Sinaloa estaba el año pasado por debajo de los estados más violentos, como Colima, con 117 homicidios por cada 100 mil personas; Baja California, con 69; y Zacatecas con 65.

Apenas hace unos meses el gobernador Rubén Rocha Moya, de Morena, presumía la tranquilidad que había logrado el estado. Pero el aparente secuestro de Ismael El Mayo Zambada, el 25 de julio, para su traslado y detención en Estados Unidos, sentó las bases de un conflicto entre bandas. El propio gobernador lo sabe; el 16 de septiembre declaró: “Se viene más muerte en Sinaloa”.

Si bien el presidente ha declarado que la violencia en Sinaloa es solo una invención sensacionalista de los medios, el gobierno del estado anunció el 18 de septiembre un plan de apoyo a las empresas afectadas que incluye exenciones temporales de impuestos, descuentos, programas de apoyo y créditos. La Universidad Autónoma de Sinaloa señaló que, por la violencia, continuará con clases virtuales en los municipios de Navolato, Culiacán, Elota, San Ignacio, Cosalá y Concordia. El gobernador Rocha decretó la reapertura de las escuelas, pero muchas familias prefirieron mantener a sus hijos en casa… por precaución.

El presidente parece vivir en un mundo distinto al del resto de los mexicanos. No hay duda de la gravedad de los hechos de violencia en Sinaloa. No hay tampoco indicación de que los medios hayan exagerado lo que ha sucedido. Pero el presidente parece haberse mudado a una realidad alterna.