RECONSTRUIR ACAPULCO

Sergio Sarmiento
Columnas
ACAPULCO

Dentro de todo, que falten trabajadores para participar en la reconstrucción de Acapulco es una buena señal. El propio presidente López Obrador reconoció esta carencia en su conferencia de prensa del 20 de diciembre, en el mismo puerto, e hizo un llamado público: “Vamos avanzando. Nada más hacer un llamado a todos los ciudadanos, en especial a maestros albañiles que quieran venir a trabajar, a ayudar a familiares, a amigos, a solidarizarse. Hay trabajo en Acapulco y sí nos falta mano de obra calificada, sobre todo en la construcción. Por eso es el momento de venir a Acapulco a ayudar si se tiene un conocimiento en construcción”.

Diciembre es un mal mes en la construcción en todo el país. Las vacaciones de Navidad hacen que se detengan temporalmente muchas obras y es un momento muy difícil para conseguir empleo. En estos momentos de frío, por otra parte, a cualquiera se le antoja irse algunas semanas o meses a Acapulco. Y si alguien lo puede hacer con un empleo asegurado, mucho mejor.

El gobierno está gastando mucho dinero en Acapulco. Afirma el presidente que se reconstruirán 250 mil viviendas que sufrieron daños con el huracán Otis y que se han erogado ya 20 mil millones de pesos: “En cuanto a inversión, dijimos que no iba a haber límite. Calculo que llevamos ejercidos como 20 mil millones y comprometidos otros 20 mil y 20 mil por ejercer”. El problema es que no se han dado a conocer cuentas oficiales detalladas que señalen de dónde vienen los recursos y en qué se han utilizado.

La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, afirmó en la conferencia presidencial del 20 de diciembre que para el día 27 habrá ya 127 hoteles operando con una disponibilidad de cuatro mil 534 habitaciones. Es poco, si consideramos que Acapulco contaba con 250 hoteles y alrededor de 20 mil cuartos. Pero si se toma en cuenta el grado de destrucción del huracán, es un gran resultado. Unas 45 mil personas estaban empleadas en los hoteles. La crisis ciertamente no está superada para ellas.

Coordinador

La construcción se convertirá en el motor de recuperación de la economía acapulqueña en los próximos meses, pero los cuellos de botella surgen por doquier. No solo es el problema de atraer mano de obra calificada, sino también de obtener materiales, los cuales escasean.

Afortunadamente, son problemas que pueden resolverse. La escasez ha provocado alzas en precios y sueldos, pero esto mismo ayuda a que se generen mayores envíos de materiales y migración temporal o permanente de trabajadores de la construcción.

El gobierno no debe tratar de intervenir controlando precios o salarios, pero sí puede tomar medidas para ayudar a destrabar los cuellos de botella. En el caso de los materiales de construcción es importante que se impida al crimen organizado establecer controles como los que ha creado en el pasado.

Por otra parte, los trabajadores necesitan lugares a los cuales llegar. Quizás el gobierno pueda ayudar preparando campamentos temporales en los que se alojen quienes lleguen para participar en este auge constructor.

Lo más importante que debe recordar el gobierno es que la reconstrucción de toda una ciudad es un proyecto tan grande que no puede realizarlo una sola entidad, aunque sea el gobierno de la República. Es importante que todos, los hoteleros, los desarrolladores de edificios de condominios, los restauranteros, los empresarios en general, participen.

El gobierno puede ser el gran coordinador; pero si trata de ser el único constructor, los esfuerzos por poner de pie a Acapulco en poco tiempo resultarán fallidos.