RESPECTO DEL CONCEPTO DE TERRORISMO

Terrorismo México
Share

El estallido de un auto con explosivos, el pasado sábado 6 en Coahuayana, Michoacán, en la colindancia entre esa entidad y Colima, dejó un saldo de seis muertos y 20 heridos de distinta gravedad, además de cuantiosos daños materiales, pues afectó a construcciones en general, así como una decena de autos: la potencia del artefacto, con 300 metros de onda expansiva horizontal y 50 metros de altura, es un asunto muy serio a analizar.

La primera cuestión es qué tipo de explosivo se usó y cómo pudieron conseguirlo los delincuentes y asesinos; la segunda, y no menos relevante, es cómo pudieron fabricar la bomba, manipularla, transportarla y activarla.

Estamos sin duda ante un serio desafío al Estado mexicano, que por mucho exige un análisis detallado y la aplicación de medidas correctivas inmediatas.

Si bien es cierto que en un primer boletín de la Fiscalía General de la República (FGR) se calificó —me parece que de manera precipitada— la conflagración como un “acto terrorista”, al día siguiente se corrigió en un segundo comunicado para clasificarla como un acto de la delincuencia organizada.

Esa misma posición adoptó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, en la conferencia matutina del lunes 8. De entonces a la fecha han sido múltiples los foros y debates que han tratado los conceptos de terrorismo y narcoterrorismo para intentar aplicarlos al tipo de conflicto armado que vive nuestro país.

Es abundante la literatura en cuanto al estudio de la historia, causas, tácticas y objetivos del terrorismo y de las organizaciones terroristas. En muy resumidas palabras, básicamente, los motivos que explican el origen del concepto de terrorismo se pueden agrupar en cuatro.

Uno, reivindicaciones religiosas. En la actualidad las organizaciones radicales de inspiración islámica son el principal ejemplo, aunque no el único.

Dos, los reclamos independentistas o separatistas. En la historia reciente, por ejemplo, contamos con los casos del Ejército Republicano Irlandés (IRA) o el de Euskadi Ta Askatasuna (ETA).

Tres, las acciones violentas que reclaman identidades étnicas. En China, por ejemplo, se observa con los reclamos y acciones radicales de la comunidad Uigur, en la región autónoma de Sinkiang.

La cuarta, y más común, la promoción de ideologías y programas políticos.

Error

En la gran mayoría de los casos de organizaciones terroristas se mezclan dos o más de las referidas causas. Un caso muy ilustrativo es el regreso de la guerrilla Talibán al gobierno de Afganistán, luego de una prolongada invasión de Estados Unidos, por poco más de 22 años.

También en el análisis debe tenerse en cuenta que desde el pasado 20 de febrero, a iniciativa del presidente Donald Trump, el Departamento de Estado clasificó legalmente a seis estructuras criminales mexicanas como organizaciones terroristas extranjeras. Por cierto que, de acuerdo con las investigaciones del gobierno federal mexicano, dos de esa lista, Nueva Generación y Cárteles Unidos, son las directamente involucradas en los hechos, dado su enfrentamiento por el control del territorio.

Conforme a lo arriba descrito, no hay elementos ni analíticos ni operativos para denominar a la explosión de auto en Michoacán como un “acto terrorista”.

Si bien es cierto que ese tipo de acciones —entre otras— generan miedo, pánico y terror entre la población abierta, eso no implica motivos para clasificarlo así, dado que sus causas y objetivos son sustancialmente diferentes a cualquier otra reivindicación, como las ya mencionadas.

También es obvio —pero debe tenerse en cuenta— que en nuestro contexto no hay un ápice de identidad o reclamo político ideológico. Y ese es el principal error: darles una connotación como terrorismo y actos terroristas. No obstante, el desafío al Estado mexicano está lanzado.

×